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Fernando Blanco

Canciones son amores

Cronista: Augusto Fiamengo | Fotos: Daniel Prieto

28 de Abril, 2018

Canciones son amores

Fernando Blanco presentó en el Teatro Monteviejo las composiciones de su cuarto disco como solista, Luces y sombras. El ex integrante de Los Súper Ratones y actual Nube 9 repasó además parte de su extensa trayectoria musical.

El bello Teatro Monteviejo, anclado en el corazón del porteñísimo Abasto, oficia en los últimos tiempos como un punto neurálgico en la trayectoria musical de Fernando Blanco, ya sea en plan solista o como líder de Nube 9. No es casualidad entonces que este espacio resulte elegido para presentar su último trabajo discográfico, Luces y sombras, frente a una buena cantidad de público.

Cerca de las diez de la noche, Blanco y sus compañeros de banda abren el concierto a pura potencia rockera con el tema que da nombre al disco y “Monstruos”, destacándose desde el comienzo la guitarra de Julián Carranza y la labor en teclados de Juan Pablo Ezquerra. La hermosa balada “Cuando”, perteneciente al primer disco “Blanco móvil” (2005), permite disfrutar de una gran ejecución de trompeta a cargo de Willy Pagiatis, mientras “A través de las nubes” invita a dejarse llevar por la calidez de su propuesta acústica.

“Luces y sombras está lleno de experiencias que me tocaron vivir. Tiene temas arriba, entusiastas, y algunas canciones medio bajón. Pero está bueno, si uno no hubiera tenido ciertos bajones después es un poco difícil valorar lo otro, ¿no?”, define un locuaz Fernando Blanco antes de dar paso a “Al borde del abismo”, una canción en la que su autor reconoce la influencia de Tom Petty. Blanco redobla la apuesta a la hora de exponer cuáles son los artistas que lo han marcado con “Yo quiero ser Bob Dylan”, tema en el que se calza la armónica y ejecuta melodías al estilo del Nobel de Literatura. En la misma línea, la optimista “Voy a despegar” le debe mucho a una de las bandas preferidas del músico, Queen, y “A la deriva” muestra aires de The Kinks. Las interpretaciones gozan de la frescura que le imprime una banda ajustada, precisa, que se completa con Pira Bastourre en guitarra y Mario González en batería.

Cada canción tiene su historia reservada. Blanco mantiene la atención del público entre tema y tema con anécdotas de su propia cosecha y comentarios sobre sus músicos predilectos, aquellos que definitivamente contribuyeron a definir la cultura rock y pop. En un extenso segmento acústico en el que se destaca por su gran performance vocal, ofrece una versión en castellano del clásico de Elvis Presley “Don´t Be Cruel”, en la que brilla nuevamente Carranza en guitarra eléctrica, y recuerda a George Harrison con “Entre la luna y el sol”. No falta el repaso por parte de la historia de Los Súper Ratones, a través de canciones como “A la luz de la luna”, “Otro día en la vida” y “Me muero por vos”. Antes de tocar “Mientras los días pasan”, perteneciente al disco Autopistas y túneles (1998), Blanco dedica cálidas palabras al baterista y compositor de la banda, Person, fallecido en 2015: “Es un homenaje para un amigo que fue también un socio musical. Tuvimos nuestras diferencias y supimos amigarnos. Este es un tributo para él, con cariño”.

En el tramo final del concierto, Blanco y los suyos continúan con la presentación de Luces y Sombras, en la que se destacan la balada “Tratando de llegar a vos”, la aguerrida “Rayos X”, con Hernán Lassartesse en guitarra y Nicolás Berardi en batería como invitados, y “No aprendimos nada”, un rock and roll and roll de pura cepa que en su versión de estudio cuenta con la participación de Vitico, “el canciller del rock”. Para los bises, la banda recupera las vibrantes “Hey” y “Como Elvis”, del disco “Días movidos” (2012), y la guitarrera “Mares lejanos” le pone el cierre a una noche donde el pasado y el presente musical de Fernando Blanco conviven con absoluta naturalidad sobre el escenario del Teatro Monteviejo.

Acompañado por una sólida banda, curtida en las aguas musicales por las que navega, y un sonido prolijo, Fernando Blanco ofreció un cálido concierto, por momentos íntimo, en el que demostró el respeto y el profundo amor que lo unen con su obra, desde sus comienzos con Los Súper Ratones hasta la actualidad de Luces y sombras. Con generosidad y carisma, compartió con un público receptivo las historias detrás de las canciones que lo han convertido en un gran compositor, siempre atento a darle un cuidadoso tratamiento a sus temas.

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