Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Natalia Lafourcade

Lafourcade y sus musas

Cronista: Jeremias Wald Acuña | Fotos: Candela Glikin

26 de Abril, 2018

Lafourcade y sus musas

En un Teatro Gran Rex colmado, Natalia Lafourcade brindó el jueves el primero de los dos shows previstos para Buenos Aires de su gira en la que presentó Musas . Ya anunció que cuando termine el tour, que incluye Estados Unidos y México, se tomará un largo tiempo de descanso.

En medio de una oscuridad casi total, hay un hombre sentado que toca en su bandoneón una suave introducción, lo acompaña, únicamente, una silla frente a él. Hasta que los gritos del público tapan el sonido quejumbroso del instrumento. A la izquierda del escenario se vio asomarse la sombra de Natalia Lafourcade y el Teatro Gran Rex estalló. Apenas pasadas las 21 apareció en escena para robarse la atención del colmadísimo teatro porteño.

La excusa para su desembarco en un teatro en el que nunca había siquiera soñado estar, confesado por ella misma en el show, fue la presentación de Musas (2017), su más reciente (¿y última?) producción. Un trabajo en el que se la ve definitivamente afirmada dentro de un rango de sonidos netamente folclóricos mexicanos; la colaboración de Los Macorinos, músicos de la vieja escuela, fue trascendental para este último recorrido por la canción popular.

“Recuérdame”, que musicalizó Coco, la película animada de Pixar inspirada en el Día de los Muertos, fue la elegida para retratar ese momento cuasi dramático del inicio del show. Para el segundo tema quedó ella sola frente a todo su público, solamente acompañada por su guitarra, para interpretar una emocionante versión de “Mexicana hermosa”, de Musas. Finalmente, llegó el resto de la banda para interpretar un “Tú me acostumbraste”, un hermoso bolero del cubano Frank Domínguez.

El invitado de la noche fue Abel Pintos, con el que hicieron “La Llorona”, en una “versión a la argentina de una canción muy mexicana”. Acompañados, nuevamente, por el melancólico sonido del bandoneón de Gabriel Merlino, del que Lafourcade se confesó admiradora. El gran ganador del duelo vocal entre el cantante argentino y la mexicana fue el público presente. La canción posterior fue una muy conocida por todos: “Duerme negrito”.

No faltó tampoco el set pop recordando sus inicios musicales cuando llegó a todas las radios con “En el 2000”, de Natalia Lafourcade (2002). Su trato cariñoso e íntimo con los espectadores fue constante. De hecho invitó a parte del público a subir a bailar junto a ella. Mención especial para el primer niño que subió al escenario con su guitarrita y su sombrero, y divirtió a los presentes. El show terminó con todo el teatro de pie, bailando, sonriendo y agradeciendo las más de dos horas de espectáculo.

La dulcísima voz de Lafourcade embelesó a cada segundo a un Gran Rex que, desde la primera palabra, ya tenía rendido a sus pies. El silencio absoluto durante cada canción demostraba el amor y la profunda admiración del público porteño. El respeto de la mexicana se evidenció en un show plagado de emoción en el que pudo desplegar toda su simpatía y talento vocal.

 

 

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