Pogo, punk y sentimiento

Hay dos tipos de bandas punk rock: Bulldog y las demás. 28 años de carrera y diez discos sostienen esta afirmación, ni azarosa ni caprichosa. Por eso no sorprende cuando los rosarinos se presentan en Buenos Aires y convocan a un gran número de seguidores, como ocurrió ayer por la noche, en el Teatro Vorterix, donde tocaron por primera vez las canciones de su reciente trabajo de estudio, Sangre y fuego (2017).

Cuando decimos “por primera vez” es literal, puesto que el físico fue entregado días antes del show, mientras a las plataformas digitales se subió el mismo viernes por la mañana. Entonces, lo del Vorterix se puede interpretar como una suerte de tester (aunque no de violencia). Sin embargo, el grupo tuvo el buen tino de intercalar nuevas composiciones con los clásicos. De esta forma, se estrenaron, entre otras, “Camino a la locura”, “Se marchó”, “Mundo enfermo” y “Amo el viento”.

Sangre y fuego llega a cuatro años de Ciudad deseo, su antecesor. A grandes rasgos, se escucha como un disco maduro, acorde a la trayectoria de la banda que integran Hernán “Mantu” Mantoani (guitarra y voz), Guillermo “Willy” Tagliarini (guitarra y voz), Ramiro “Rata” España (bajo y voz) y Adrián Alexis Gómez (batería). Pero por sobre todas las cosas, quedó claro que la rabia sigue intacta.

Acorde a su CV, la lista repasó la extensa discografía del grupo, que arrancó hace 20 años, con Un lugar para juntarnos. Y si bien fueron varios, aquí un top five con los temas que más agite y mosh produjeron: “Fatal destino”, “Más que diez”, “Más y más”, “El ángel de la muerte” y “Entre el cielo y el infierno”. Bonus track: “Es así”.

El punk no murió, está claro. Pero cambió. Si fue para mejor o peor, eso queda en cada uno. Lo cierto es que bandas como Bulldog son necesarias, porque evaden los yeites del género. Quedó demostrado en Vorterix, y seguramente lo hagan el 10 de diciembre, cuando se presenten en el Estadio Obras Sanitarias.