Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Mr Big

Adictos a ese rush

Cronista: Fernando Canales | Fotos: Anabella Reggiani

27 de Agosto, 2017

Adictos a ese rush

El grupo de hard rock formado en California se presentó por tercera vez en Argentina y dio uno de esos shows que quedan en la mente por la calidad de la ejecución, llena de magia y virtuosismo.

En 1988, Hollywood lanzó al mercado una película llamada “Big” -traducida aquí como "Quisiera ser Grande"- donde Tom Hanks pedía el deseo de convertirse en adulto. El deseo se le concedía mágicamente y así recorría la vida de una persona de 30 años, pero disfrutando cada cosa con la mentalidad y la inocencia de un chico. En el mismo año se formaba en Los Ángeles el grupo Mr. Big. Eric Martin en voces, Paul Gilbert en guitarras y Billy Sheehan en bajo juntaban fuerzas y con el tiempo, -después de una separación (1988–2002), y de un período con Richie Kotzen como guitarrista-, la banda siguió confirmando, inclusive hasta hoy, que las similitudes con la película “Big”, van más allá del nombre. Es evidente que continúan disfrutando de tocar como si todavía fueran pequeñas criaturas, con menos pelo y con más años, pero sin perder ni una pizca de profesionalismo, ni esa chispa que los hace divertirse. Además, al igual que Tom Hanks, pudieron cumplir su sueño y su deseo.

Todo esto se nota en cada segundo del show. El cuarteto toma el escenario de El Teatro de Flores con una pasmosa tranquilidad mientras “I Can´t Stand Myself (When You Touch Me)” de James Brown les sirve de cortina, Eric Martin se deja llevar tirando unos pasos y de repente, ¡PUM!, el redoblante y el riff de “Daddy, Brother, Lover, Little Boy (The Electric Drill Song)”, Flores se pone en llamas y llega a quemarse cuando Paul Gilbert y Billy Sheehan ejecutan cada uno su instrumento con un taladro eléctrico con varias púas giratorias. La función ha comenzado.

Ya habían sonado dos temas de la etapa post reunión (2009) “American Beauty” y “Undertow”, y viendo la respuesta de la gente, se puede dar fe que su música continúa igual de fresca que el título de su próxima canción en la lista: “Alive and Kickin‘" -"Vivo y Coleando"-, del disco Lean Into It (1991) el cual los llevó a la fama, con la fineza de su hard rock, su depurada técnica y sus composiciones más sentimentales. De repente, Eric toma el micrófono y anuncia, “Un momento, algo está mal, acá falta algo”, e invita a Pat Torpey –el baterista original quien sufre de Parkinson- a unirse a la banda y a su reemplazo Matt Starr (Ace Frehley). El Teatro se viene abajo, corea su nombre, mientras Pat emocionadísimo se ubica en un set reducido de percusión. Un verdadero ejemplo de vida, esfuerzo, pasión y camaradería.

Mr. Big es un reloj suizo, una perfecta máquina de precisión, tanto a la hora de ejecutar sus baladas melosas “Just Take My Heart” o “Wild World” el cover de Cat Stevens con la imborrable intro tarareada; un blues a la Mr. Big como “Price You Gotta Pay”, o el pulso más nervioso con "Rock & Roll Over" o "Addicted to That Rush". Los cinco miembros haciendo coros creado armonías super pulcras que le dan libertad a Eric para jugar con las letras –que sigue cantando como si tuviera 20 años-, es un espectáculo aparte. Quizás la única mancha fue que el volumen del bajo, que viendo lo estelar que es su participación, estaba un tanto relegado.

Pero la atracción principal de los estadounidenses son los amos de las cuerdas, sus prestigitadores, sus malabaristas, sí, Gilbert y Sheehan, dos músicos que parecen hermanos separados al nacer, que con sus pirotécnicos solos llenos de virtuosismo, derritieron la cara de todos los presentes. Primero Gilbert tomó el escenario y con su Ibanez Fireman terminó siendo la reencarnación de Mozart, y después lo hizo Sheehan que destruyó cada límite del bajo y de la física. Monumental. Como si fuera poco, en “Around the World” se batieron a duelo copiando el link que hacía el otro, y los verdaderos ganadores fueron los fanáticos, y todos los músicos que se acercaron tratando de descifrar algún misterio del rock and roll.

El final también estuvo lleno de versatilidad. Primero con su megahit “To be with you”, esa composición con condimentos pop que hizo cantar a las pocas mujeres presentes, cerrando con el vértigo de “Colorado Bulldog” y su riff imposible, y con “Baba O‘Riley” el cover The Who. Porque, en definitiva, siguen siendo chicos que quieren divertirse, y para demostrarlo, basta repasar cada gesto de Paul Gilbert.

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