Nine Inch Nails
Nunca es tarde para venir…
Cronista: Gentileza: Sebastián Barrera | Fotos:
Beto Landoni
08 de Diciembre, 2005
Nine inch Niles, la banda de rock industrial más importante de los 90 pisó suelo argentino y tocó en el Luna Park para presentar su último disco y mostrarse ante su público que los esperaron fielmente desde sus inicios en los 90’s.
Que al otro día Ricky Martin se suba al mismo escenario donde Nine Inch Nails repasó gran parte de su discografía no aporta mucho a esta nota, perfectamente podría ser un asterisco o un excelente paréntesis, pero los dedos son míos.
Nine Inch Nails en Buenos Aires, quien lo hubiera imaginado, sobre todo a una semana de presentarse Pearl Jam en el estadio de Ferro y a pocos días de que Dream Theater toque en Obras Sanitarias. ¿Qué pasa Argentina?, ¿A qué se debe tanta visita internacional?
¿Querés?, tomá…hay de todos los tamaños y gustos. Es cuestión de ahorrarse algunos pesos para sentirte, por un rato, miembro del primer mundo. Por suerte, ya no tenemos nada que reprochar ni mucho menos que envidiarles a “ellos”, que tenían a Jagger en una esquina, a Vedder en otra y a Reznor unas cuadras más allá. Ahora los tenemos acá, en nuestro país y en nuestros estadios.
NIN se presentó en el Luna Park y los ojos pintados, las tachas y esos raros peinados ya vistos en Placebo algunos meses atrás, se volverían a reunir para ver a una banda de culto que viene tocando hace más de quince años.
La espera terminó, las luces se apagaron y Nine Inch Nails salió a escena con You Know What You Are? de su último disco With Teeth. Les siguieron, y sin saludo de por medio, Terrible Lie y The Line Begins to Blur. Tres temas fuertes ideales para arrancar y presentarse ante su público de Buenos Aires.
El líder y cantante, Trent Reznor, no sintió muchas ganas de saludar, solo repetía el clásico “Thank you” después de cada tema y alguna que otra frase de agradecimiento ante el publico que no dejó de agitar en todo el recital.
Fanáticos o no, lo esperábamos todos y por eso no tardó en aparecer. Luego de The Frail y The Wretched llegó sin previo aviso el agresivo e industrial Closer. El Luna Park entero se olvidó de todo y comenzó a bailar y a saltar los siete minutos del tema más esperado y aplaudido de la noche.
Los ritmos subían y bajaban afectando ciertos cables de nuestra sensibilidad. Temas como Hurt nos devolvían el respiro para pasar sin problemas a The hand that feeds, que con sus guitarras derritieron toda tranquilidad y asombro creado hasta el momento.
La fuerza era constante: la voz de Treznor no desafinó es ningún momento. Los gritos del único integrante original de la banda crearon pogos como Only, tema del último disco With Teeth, que últimamente recorre algunas FMs del país.
Starfuckers, Inc fue uno de los clásicos que la gente agradeció, tanto fue así que, sin saber como, un fanático pudo sortear a los guardias y las vallas de retención para colgarse de los hombros de Reznor en los últimos segundos del tema. Ël, guitarra colgada y un público enfrente mirándolo, trató de sacárselo como pudo, hasta que llegó la ayuda de los de seguridad. ¿Y si se enoja y se va?, no pasó nada. Reznor volvió y siguió. ¡Es rock! ¿o los músicos nunca soñaron con que un fanático se le cuelgue de los hombros?
Una vez terminado el explosivo Head like a hole, y luego de sus respectivos aplausos, llegó el silencio. Un silencio que normalmente no molesta porque se sabe que después de cambiarse, empolvarse la nariz o fumarse un pucho, vuelven y regalan tres o cuatro temas más para, ahí sí, despedirse como es debido. Pero no, los señoritos revolearon todo y se fueron. A pesar de esto, el público no se molestó y se fue conforme con los veinte temas que Reznor y compañía presentaron en el Luna Park.
Nine Inch Nails en Buenos Aires, quien lo hubiera imaginado, sobre todo a una semana de presentarse Pearl Jam en el estadio de Ferro y a pocos días de que Dream Theater toque en Obras Sanitarias. ¿Qué pasa Argentina?, ¿A qué se debe tanta visita internacional?
¿Querés?, tomá…hay de todos los tamaños y gustos. Es cuestión de ahorrarse algunos pesos para sentirte, por un rato, miembro del primer mundo. Por suerte, ya no tenemos nada que reprochar ni mucho menos que envidiarles a “ellos”, que tenían a Jagger en una esquina, a Vedder en otra y a Reznor unas cuadras más allá. Ahora los tenemos acá, en nuestro país y en nuestros estadios.
NIN se presentó en el Luna Park y los ojos pintados, las tachas y esos raros peinados ya vistos en Placebo algunos meses atrás, se volverían a reunir para ver a una banda de culto que viene tocando hace más de quince años.
La espera terminó, las luces se apagaron y Nine Inch Nails salió a escena con You Know What You Are? de su último disco With Teeth. Les siguieron, y sin saludo de por medio, Terrible Lie y The Line Begins to Blur. Tres temas fuertes ideales para arrancar y presentarse ante su público de Buenos Aires.
El líder y cantante, Trent Reznor, no sintió muchas ganas de saludar, solo repetía el clásico “Thank you” después de cada tema y alguna que otra frase de agradecimiento ante el publico que no dejó de agitar en todo el recital.
Fanáticos o no, lo esperábamos todos y por eso no tardó en aparecer. Luego de The Frail y The Wretched llegó sin previo aviso el agresivo e industrial Closer. El Luna Park entero se olvidó de todo y comenzó a bailar y a saltar los siete minutos del tema más esperado y aplaudido de la noche.
Los ritmos subían y bajaban afectando ciertos cables de nuestra sensibilidad. Temas como Hurt nos devolvían el respiro para pasar sin problemas a The hand that feeds, que con sus guitarras derritieron toda tranquilidad y asombro creado hasta el momento.
La fuerza era constante: la voz de Treznor no desafinó es ningún momento. Los gritos del único integrante original de la banda crearon pogos como Only, tema del último disco With Teeth, que últimamente recorre algunas FMs del país.
Starfuckers, Inc fue uno de los clásicos que la gente agradeció, tanto fue así que, sin saber como, un fanático pudo sortear a los guardias y las vallas de retención para colgarse de los hombros de Reznor en los últimos segundos del tema. Ël, guitarra colgada y un público enfrente mirándolo, trató de sacárselo como pudo, hasta que llegó la ayuda de los de seguridad. ¿Y si se enoja y se va?, no pasó nada. Reznor volvió y siguió. ¡Es rock! ¿o los músicos nunca soñaron con que un fanático se le cuelgue de los hombros?
Una vez terminado el explosivo Head like a hole, y luego de sus respectivos aplausos, llegó el silencio. Un silencio que normalmente no molesta porque se sabe que después de cambiarse, empolvarse la nariz o fumarse un pucho, vuelven y regalan tres o cuatro temas más para, ahí sí, despedirse como es debido. Pero no, los señoritos revolearon todo y se fueron. A pesar de esto, el público no se molestó y se fue conforme con los veinte temas que Reznor y compañía presentaron en el Luna Park.
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