En su mejor momento

Desde una obscuridad contrastada por luces azules surgió el cantautor español José Miguel “Leiva” Conejo Torres con su banda para interpretar “El último incendio”, “La lluvia de zapatos y “Animales”, hasta que llegó “Guerra mundial” ya con un vivo rojo: todas ellas canciones de Monstruos (2016), su último disco de estudio. Recién allí llegó el primer saludo al público: “Nunca pensamos que tocaríamos en un teatro de la calle Corrientes” confesó emocionado el madrileño, antes de entrar de lleno con “Mi mejor versión”, “Palomas” y “Los cantantes” de su anterior placa, Pólvora (2014), el primero en convocar al público a las palmas.

El inédito “Sixteen” dedicado al fallecido Chuck Berry, “Eme” de Diciembre (2012), y “Breaking Bad” de Monstruos, junto al deseo de “una pronta recuperación para el Pity Álvarez” siguieron con la lista del reencuentro de Leiva con su público desde su anterior presentación en octubre del 2015 en el Vorterix. “Miedo”, también de Diciembre, fue la que puso de pie a todo el Opera, batiendo palmas y cantando a todo pulmón. “Vis a vis”, del mismo álbum fue otra de las mejores recibidas. Antes habían pasado “Ciencia ficción” de Pólvora, “Amelie” y Superhermanas” de la era Pereza, sin mayor repercusión.

Para “Palermo no es Hollywood”, Leiva invitó a Abel Pintos para cantar juntos el corte de Monstruos y luego, una seguidilla de canciones por las cuales el público ya no volvió a sus butacas: “Electricidad” y una versión de “Medicina” que incluyó unas estrofas de “Mi enfermedad” de Los Rodriguez; “Como la tienes tu”, de Pereza y “Terriblemente cruel”. Para los bises, y ya con un público completamente exaltado en memoria a una adolescencia perdida, sonó “Sincericidio”, primer corte de Monstruos, y el clásico “Lady Madrid”.

El nuevo encuentro entre el cantautor español y su público argentino reflejó otro capítulo de un romance de cariño mutuo que lleva más de diez años de historia, desde que Leiva iniciara su carrera solista y desarrollara con una exitosa lista de visitas al país. La promesa de una pronta vuelta de la banda y sus canciones quedan latentes, mientras el húmedo invierno porteño recrudece afuera del Ópera, luego de casi dos horas de espectáculo.