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Maximus Festival

Halloween en mayo

Cronista: Nahuel Perez | Fotos: Alan Guex

06 de Mayo, 2017

Halloween en mayo

La segunda edición del Festival Maximus, esta vez en Tecnópolis, volvió a pegar fuerte. Con un line up que fue desde lo legendario hasta lo adolescente, cubrió muchas de las facetas del Heavy Metal, y se consolidó, con sus 20.000 asistentes, como uno de los eventos más importantes de la escena local.

La parafernalia parecía sacada del set de Mad Max: Fury Road: gente disfrazada acorde a la estética del film, dos escenarios imponentes al fondo, uno al lado del otro, con tuberías humeantes y andamios fabriles, y un tercero techado donde desfilarían principalmente las bandas nacionales. Todo estuvo dispuesto desde temprano haciendo de la puntualidad una regla, salvo por la reprogramación de Hatebreed por problemas con su vuelo y un cambio de escenario que puso a los locales Misson en el Rockatansky Stage.

Los americanos Red Flag y los alemanes Bohse Onkelz calentaron los fierros del Maximus Stage, mientras el público llenaba lentamente el predio. Dos impresionantes presentaciones pusieron a estos relativamente desconocidos músicos en el mapa de los metaleros argentinos que supieron estar al pie del cañón desde temprano; aunque, sin duda, el primer plato fuerte fueron los fantasmagóricos enmascarados de Ghost con su set de siete canciones, de las que sonaron “Square Hammer”, “Cirice” y “Year Zero”, para cerrar a toda máquina con “Mummy Dust”.

En lo mejor de la tarde, el icónico músico y director Rob Zombie tomó el escenario principal por asalto junto a su freak show entre pelotas de colores, alienígenas inflables y un desfile de vistosos instrumentos. Durante su set, paseó por su experiencia en solitario con “Dead city radio and the new gods of Supertown”, “Superbeast” y “Living dead girl”; repasó viejas glorias de su anterior banda White Zombie con “More human than human” y “Thunder kiss ’65” -dividido en dos partes por un impensado cover de The Ramones, “Blitzkrieg Bop”- para dar el toque de gracia con “Drágula”.

Con los últimos rayos del sol los Five Finger Death Punch, en su esperada primera presentación en el país, conquistaron al público con las demoledoras “Lift me up”, “Never Enough”, el cover “Bad Company”, “Wash it all away”, una versión acústica de “Remember everything” y un diálogo constante del cantante Ivan Moody con su público, que le respondía cariñosamente “Pelado, Pelado” en un coro multitudinario. Así presento “Burn MF” como su canción favorita y pidió que “si no quieren salir lastimados, háganse a un lado” mientras miraba fascinado la gigantesca ronda previa que anunciaba un inmenso pogo. La banda de Las Vegas se despidió con “Coming Down”, “Under and over it”, una de las más coreadas, y “The bleeding”.

La veterana Slayer desató toda su furia thrash metal en un set que no dio respiro ni matices, y que, en contraste con la presentación anterior, no tuvo más que unas palabras para con su público. El set, que arrancó con “Repentless”, de su último disco, “Disciple” y “Post mortem”, fue un repaso de toda su discografía que concluyó bien en sus raíces con la seguidilla “Raining blood”, “Dark Magic” y “Angel of Death”, mostrando que a pesar de la partida de Dave Lombardo y la lamentable ausencia de Jeff Hanneman, la banda liderada por Tom Araya sigue en perfecta forma.

Con una sirena de guerra, las leyendas que componen Prophets of Rage, la megabanda formada en 2016, llamaron al público con sus puños en alto, y aunque en los primeros instantes no se supo bien qué esperar, rápidamente se convirtieron en la revelación de Maximus, con un electrizante set de covers que comenzó con la canción de Public Enemy que da nombre a la agrupación, seguida de “Testify”, “Take the power back” y “Guerrilla Radio” de Rage Against the Machine, con B-Real tomando el lugar de Zack de la Rocha en la voz principal.

Apoyado en la magia de DJ Lord y momentáneamente sin Tom Morello, Tim Commerford y Brad Wilk en el escenario, el ex Cypress Hill junto con Chuck D se fueron a la valla junto al público para una seguidilla hiphopera de “Hand on the pump”, “Cant Truss it”, “Insane in the brain”, que desató la locura con varios fans que llegaron hasta las figuras parapetadas en un mosh subreal para compartir cannabis, “I aint going out like that”, “Welcome to Terrordome” y “Jump arround” que marcaron uno de los puntos de mayor euforia del festival con los miles de presentes saltando extasiados.

Morello se consagró como la figura de la noche con su nombre coreado después de cada tema gracias a sus solos demenciales, sus coqueteos con la música de Audioslave y su apoyo a las Madres de Plaza de Mayo con un cartel en su guitarra. Los Prophets of Rage presentaron también “Unfuck the world”, de su disco venidero, y con un breve cover versionado de “Seven nation army” se coronaron como las figuras máximas del evento. Ya despidiéndose, B-Real pidió por la legalización de la marihuana y cantó con el público perdidamente enloquecido “Yo quiero fumar” a capella.

Para cerrar la jornada, Linkin Park comenzó su recital a las 21:30 puntual con el debut en vivo de “Roads untraveled” y “Fallout” instrumentales, y la presentación mundial de "Talking to myself", corte de su nuevo disco que saldrá el 19 de Mayo, confirmando así el giro electrónico-pop de la banda liderada por Mike Shinoda.

A tono con esta decisión estética, tocaron una versión a piano de “Crawling”, uno de sus hits más pesados, y una reversión experimental de “Castle of glass”, pero cuando llegó el momento de “In the End”, el público presente, casi en su totalidad adolescentes que se acercaron al Maximus sólo para esta última presentación, cantaron todo el primer verso y la estrofa para el deleite de la banda, que se despidió con “Heavy”, “Papercut”, y “Blead it out” con la misma puntualidad con la que comenzó.

Si bien 20.000 asistentes reafirman el lugar del Maximus como uno de los eventos más importantes de la agenda recitalera, no todos los días se ve a un tercio de la concurrencia yéndose a su casa durante la presentación principal. Aunque es difícil discutir la convocatoria de Linkin Park entre los más jóvenes, sin duda no fue lo más interesante para aquellos que fueron desde temprano y disfrutaron del frenesí metalero del resto del line-up, con sus grandes bandas, muchas sorpresas, y gratos momentos, en una jornada que, por todo lo demás, fue impecable.

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