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Catupecu Machu

Madurez sonora

Cronista: Ariel Andreoli | Fotos: Diego Carnevale

12 de Enero, 2017

Madurez sonora

La previa del cumpleaños de Fernando Ruíz Díaz fue la primera fecha del doblete de verano de Catupecu Machu en Vorterix. Con la experimentación de siempre y un crecimiento notable, la banda de Villa Luro sigue tan intacta como cuando empezó y, más allá de los golpes que les dio el destino, el corazón está más fuerte que nunca.

Un jueves de calor agobiante era la antesala del 12 de enero de 2017, primera de las dos funciones. El Vorterix se empezó a llenar y para las 21, ya no entraba nadie. Puntualísimo, Catupecu Machu salió a comerse el escenario al ritmo de “La Piel del Camino”, canción que marcó el inicio y sellaría el final. Le siguió “Confusión”, ese tema oscuro que en vivo lleva una fuerza que no posee en estudio y en dónde Fernando Ruíz Díaz promete ser un ángel enfermo, te desea todo y más.

El primer momento vintage llegó con “Perfectos Cromosomas”, quizás una de las mejores canciones de Catupecu, en una versión algo distinta pero con la misma magia de la original. La misma estuvo enganchada con frases de “Los Tres Deseos”, de su álbum debut Dale!, de 1997. Para seguir en tono a la noche, el ultra hitazo “En los sueños” fue coreado por todo el recinto de Colegiales.

“Con los años fue tomando más valor, pero recuerdo cada pedazo de esta canción: cómo la compuse, todo”, dijo Fernando, casi como en tono de sobremesa. El grito de “Fui semilla alguna vez enterrada viva y puedo ser la pura sabia y florecerlo” dejaba en claro que venía “Entero o a Pedazos”, otro de esos clásicos catupequeros de principios de siglo editado en Cuentos Decapitados, ese disco que los llevó a Obras. Un momento por demás emotivo, con una versión espectacular.

“Cuadros dentro de cuadros”, que fue mechado con frases de “Hablando a tu corazón”, de Charly García, y “Complicado y aturdido”, de Los Pericos, sirvió como previa de un debut inesperado: una Yamaha Flying Samurai. Fernando contó la locura por conseguirla, y se despachó sólo frente al público con un puñado de canciones sensibles. La primera fue un momento tremendo: emocionado, interpretó “Cosas de goces”, dónde contó de dónde habían nacido varias de las frases de la canción dedicada a su hermano Gabriel, y siguió con “Para vestirte hoy”, el tema que interpreta con Lisandro Aristimuño.

La fuerza volvió con “Origen extremo”, una canción que le queda perfecto al Catupecu moderno, dónde las máquinas de Macabre le dan una potencia alucinante. El público ya no es como el de antes: el nuevo disfruta más el viaje sideral que la banda expone que el salvajismo del pogo. Pero para cuando interpretaron “Acaba el fin”, todo termino en una gran olla de cuerpos danzando en el viejo teatro.

“Este tema lo grabé en el estudio de Zeta Bosio”, contó un Fernando sonriente que no paró de charlar con la gente, antes de despacharse con “A veces vuelvo”. Para esta canción, Sebastian Cáceres en el bajo y el ahora baterista Agustín Rocino, se robaron el protagonismo. El mega cantado “Magia veneno” fue como volver al 2004, poner cualquier radio y escucharlo sin parar.

“Quiero agradecerles a Tania y Ceci, las enfermeras de Gaby. Ellas son guerreras. Lo cuidan a él, la cuidan a mi vieja. También a mis amigos, a mi familia, a todos los que trabajan con nosotros. Ellos también son héroes anónimos”, dijo Ruíz Díaz desde el escenario. Previo a interpretar “Plan B: Anhelo de Satisfacción”, cover de Massacre , contó que su hermano Gabriel iba a ser el productor de “El Mamut”, disco que lleva a la masividad a la banda liderada por Walas, pero que, post accidente, fue producido por Juanchi Baleirón.

Ante la sorpresa de muchos, ya que estaba anunciada como una fecha sin invitados, el propio Baleirón apareció con una guitarra a interpretar esta canción. La versión fue por demás estupenda, el grito con el alma de Fernando"¡Me haces falta!” del estribillo fue emocionante y el solo de la canción a dos violas y con Juanchi terminándolo con los dientes, fue algo imborrable para marcar a fuego la noche.

Cuando más de uno se preguntaba cómo seguir, la banda tenía su himno a punto de estallar: “Dale!”. Ahí fue cuando todo se descontroló, la ronda fue gigante y todos entendieron, que a pesar de los años, unos de los mejores pogos del país no va a cambiar nunca. Para terminar la versión bien al palo, un Macabre encendido saltó desde los teclados para cantar “Blitzkrieg Bop”, de los Ramones, así que todo terminó con un “Hey! Ho! Let’s Go!”.

Un hablador Fernando despidió la noche contando cómo su hija Lila pasaba de cantar Kiss a El Pepo, el cantante bailantero de los últimos tiempos. Entre risas, se despacharon con “Y lo que quiero es que pises sin el suelo”, uno de los hits más inoxidables del Rock argento, mechado con “Eso vive”, otro clásico de la banda. Sólo quedaba tiempo para el saludo final, la presentación de los músicos incluido Gabriel como uno más, y para mostrar en público el vídeo oficial de “La Piel del Camino”. Un trabajo que cuando empiece a rotar, va a dar que hablar.

Catupecu Machu es una banda madura. El destino la golpeó pero se mantuvo de pie, y la presencia de Gabriel se hace sentir todo el tiempo. A pesar de la oscuridad y la seriedad que hoy poseen, el salvajismo sigue ahí, siempre a punto de estallar. 

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