Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Baron Rojo

Volumen brutal

Cronista: Fernando Canales | Fotos: Jorx Martinez

16 de Abril, 2016

Volumen brutal

La banda de heavy metal liderada por los hermanos de Castro entregó un show correcto lleno de hits y de nostalgia ochentosa.

Las comparaciones que podemos hacer del verdadero Barón Rojo -Manfred von Richthofen- con el grupo español que tomó su nombre, son unas cuantas. El piloto alemán posee en su carrera 80 victorias en total, los españoles después de 13 discos ya cuentan con varias más. Ambos manejan tormentas, uno esquivando balas, los otros sorteando inclemencias tales como el terremoto de 5,3 grados Ritcher que sufrieron en Chile antes de llegar a Buenos Aires. La testosterona, la actitud, la falta de piedad con sus enemigos (público) y la sed de gloria, también los hermana. Los dos son leyendas en su rubro. La única diferencia entre ellos, es que los españoles continúan volando y desparramando su heavy metal.

Ese vuelo fue recibido por un Teatro Vorterix abarrotado de gente con un alto promedio de edad, esa que llegó a Colegiales para beber un chopp de nostalgia. El mismo que en la década de los 80 los hizo revolear sus cabelleras (hoy ausentes), sentirse identificados con esa sed de rock post dictadura con un mensaje directo, y sobre todo, en castellano. Por eso cuando de arranque suenan “Barón Rojo” y “Larga vida al Rock and Roll”, Carlos de Castro casi que no tiene oportunidad de cantar porque las voces lo tapan.

La esencia de Barón Rojo está marcada de entrada por su escenografía. Acá no hay un show basado en las luces o en una puesta ampulosa. Apenas el logo de la banda proyectado en la pantalla y una línea de equipos Marshall escoltaron a Carlos y Armando de Castro –guitarra y voz-, Rafa Díaz –batería- y José Luis Aragón –bajo- en lugar de Óscar Cuenca que tuvo que abandonar la gira por problemas de salud. “Flores del mal” y “Hermanos del Rock and Roll” describen ese ADN lleno de sinceridad con letras sencillas y directas al hueso, con las que cualquiera que se considere del palo se identificaría de manera inmediata.

La relación de Barón Rojo con Argentina nació allá por los años 80 después de compartir escenario con Riff y con V8, entonces no sorprende que Armando haga referencia a esos shows en Obras y mucho menos cuando presenta el tema titulado “Buenos Aires”, volviendo loco el lugar. Ser los padres del heavy rock en español, les da la libertad de poder usar todos los clichés del género, como hacer solos extras, pedir que el público repita sus melodías vocales, hacer el paso del pato todos coordinados en círculos en el escenario, y que los fieles fans los festejen.

El show de dos horas de duración no dejó afuera a clásicos como “Hijos de Caín”, “Los rockeros van al infierno” y “Resistiré” -ambos del disco Volumen Brutal (1982), grabado en los estudios Kingsway de Ian Gillan, cantante de Deep Purple- y la balada “Siempre estás allí”.

El final llegó con “El malo” y “Son como hormigas”, mientras más de uno enfundado en su campera de cuero, miraba sus canas y reviviendo el recuerdo de cómo entró al mundo del rock se iba murmurando la letra de “Cuerdas de metal”: “Y tú, tormenta de trueno sin luz, eres símbolo de libertad, yo nunca podría vivir sin tus cuerdas de acero tocar”

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