Dream Theater
No apto menores de 18
26 de Septiembre, 2014
Dream Theater deslumbró en el Mandarine Park con dos conciertos en los que cautivó a una madura audiencia con un despiegue de virtuosismo, efectos visuales y metal progresivo de la mejor cepa.
Por Nahuel Pérez
En su quinta visita al país, la segunda sin el cerebro Mike Portnoy, Dream Theater abrió el show del viernes con la introducción audiovisual “False Awakening Suite”, pero la banda salió a escena recién para el intenso “The Enemy Inside”, ambos de su último disco de estudio, Dream Theater, editado en 2013.
Tocaron también, de esa misma placa, “The Looking Glass”, “Along for the Ride” y “Enigma Machine”, versión que contó con un increíble solo de batería de Mike Mangini, "el reemplazante de", notable por su variación de intensidades y recursos rítmicos.
Un momento destacado de esta primera sección fue la sinfónica "Trial of Tears", aunque algunos de sus climas más sutiles fueron opacados por el pasar de los aviones, un gran inconveniente del Mandarine Park. Completaron este primer set “The Shattered Fortress”, “On the Backs of Angels”, sin duda otro de los mejores momentos del recital, y “Breaking all Illusions”, de su anteúltimo material de estudio, A dramatic turn of events (2011).
Para el segundo acto, que se atrasó veinte minutos por un imprevisto corte de luz durante el intermedio, Dream Theater arremetió con “The Mirror”, “Lie”, “Lifting Shadows of a Dream”, “Scarred” y “Space-Dye Vest” en celebración por el vigésimo aniversario de Awake, uno de los discos más oscuros del grupo. Este segmento se cerró con las primeras partes de "Illumination Theory”.
Cada vez más efervescente a medida que avanzaba el concierto, el público pasó de vitorear al mago del teclado Jordan Rudess, a idolatrar con sus canticos al pirotécnico John Petrucci, que le sacó chispas a su guitarra durante todo el recital. Como era de esperarse, no hicieron falta las arengas del cantante James LaBrie, para que el público participara con sus voces y hasta coreara los riffs más significativos de este paseo por una de sus obras más extraordinarias.
Para la tercera parte del show, a modo de ‘bises’, un calendario en pantalla retrocedió el tiempo frenéticamente hasta “Overture 1928”, seguida de “Strange Deja Vù”, y “Finally Free" de Metropolis Pt. 2: Scenes from a memory, para festejar los quince años del disco más importante en la historia del grupo, antes de terminar el concierto con las partes finales de “Illumination Theory”.
A pesar del frío, el público se negó a despertar de su sueño de metal progresivo, y se quedó allí, firme al pie del escenario, cantando durante varios minutos con la ilusión de que la noche no acabe jamás. En un vertiginoso viaje de dieciocho canciones, Dream Theater desplegó lo mejor de su presente y grandes glorias de su pasado.
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