Jimmy Burns
El blues de la alegría
Cronista: Augusto Fiamengo | Fotos:
Beto Landoni
15 de Marzo, 2014
Jimmy Burns, reconocida figura del blues, se presentó en La Trastienda Club. El artista nacido en Mississippi y formado en la escena de Chicago a mediados del siglo pasado, repasó parte de su carrera solista y clásicos del género en compañía de músicos argentinos.
Guitarra al hombro y ganas de conmover con su voz y su carisma a la buena cantidad de público presente en La Trastienda Club le bastan a Jimmy Burns para ofrecer durante casi dos horas un show divertido y de alto vuelo musical. Luego de la apertura instrumental a cargo del trío de músicos argentinos Roberto Porzio (guitarra), Mauro Diana (bajo) y Gabrial Cabiaglia (batería), que acompañan en esta oportunidad al artista oriundo del Delta del Mississippi, Burns hace su aparición en el escenario, vestido de blanco, con sombrero marrón y un grito efusivo: “¿Están listos para el blues de Chicago?”.
El músico estadounidense deja fluir a través del concierto sus variadas influencias: el gospel, el rhythm and blues y el soul. Los sonidos se apoderan de su cuerpo y lo llevan a bailar y contonearse sobre el escenario con sutileza y gracia particular, demostrando que la alegría es uno de los condimentos esenciales del blues.
Un enorme caudal de voz, exquisitas ejecuciones de guitarra slide y el sonido emotivo de la armónica son recursos con los que cuenta Burns para impactar a un público al que logra seducir con la cadencia de su música y los climas que logra a través de ella, particularmente en canciones como “I Smell Trouble” y “Spend some time with me”.
Párrafo aparte merecen los brillantes solos de Roberto Porzio y sus intervenciones en guitarra slide, que levantan el aplauso sostenido de todos los presentes. Burns lo impulsa en varios pasajes del show a superarse a sí mismo, y ambos logran con grandes resultados tejer intrincadas y bellas melodías de guitarra.
La banda sorprende con una hermosa y rockera versión de “Stand by me”, el clásico de Ben E. King, y satisface al público con clásicos del blues como “Hoochie Coochie Man”, popularizada por Muddy Waters, y “Rock Me Baby”, escrita por B. B. King y tocada por la banda con gran potencia. Ya sin los músicos argentinos sobre el escenario, Burns, en penumbras, solo con su guitarra y susurrando una canción gospel, emociona por su sencillez y cierra una noche para el recuerdo entre los fieles seguidores del género.
En un reducto ideal para apreciar como se debe a los grandes exponentes del género, Jimmy Burns puso en escena su carisma y todas las condiciones musicales que lo convierten en referente ineludible del blues contemporáneo. Con setenta años y una extensa trayectoria, goza de una gran lucidez y una increíble energía para divertir, razones que permiten suponer que aún quedan muchas más visitas para disfrutar.
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