Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Alice in Chains

Un capricho menos

Cronista: Gentileza: Sebastián Barrera | Fotos: Anabella Reggiani

28 de Septiembre, 2013

Un capricho menos

Alice in Chains se presentó por primera vez en Argentina para copar el Luna Park y ofrecer lo mejor de su repertorio a miles de nostálgicos.
 

Si uno mezcla la furia y el fanatismo argentino con las visitas demoradas de las bandas de los noventas, te queda un Luna Park repleto de treintañeros nostálgicos que recién ahora se pueden dar el gusto de escuchar aquellos clásicos de Alice in Chains gastados en walkmans. 
 
Claro que se extrañó a Layne Staley detrás del micrófono, con esa marca registrada de poderío vocal ideal de alaridos desesperados y armonías rasposas. Los discos quedarán como registro de una bestia vocal que ya no está, dando lugar a William DuVall, un muchacho que venía de cantar con Comes with the fall, una banda que por aquí no se oyó nombrar demasiado.
 
Fue un set corto pero amable para un público que se interesó en los primeros discos de los noventas, pero que aceptó muy bien lo nuevo con DuVall, con Black Gives Way to Blue (2009) y The Devil Put Dinosaur Here (2013), que respetan el sonido de los tres discos anteriores, pero que le agregan aún más metal a su sonido, con riffs más marcados y menos estribillos gancheros, como dicta la regla del buen grunge: potencia, pero con la canción como principal causa de todo.
 
Es que el grunge fue un género que no terminó de definirse en cuanto a sonido, con bandas como Nirvana, Pearl Jam y Alice in Chains que a simple vista parecen diferentes pero que comparten el amor por las melodías. Hijos de la última camada punk, estas bandas crecieron escuchando a los Stooges y se animaron a agregarle estribillos demoledores sin importar cuánto se grite ni el qué dirán. Las melodías estaban a la luz, y la fiebre del grunge nació y se expandió a todo el mundo, incluida la Argentina donde, como buenos rockeros que somos, los esperamos hasta el 2013 para poder disfrutar de clásicos como “Them Bones”, “Dam That River” o “Man in the Box”, con el pogo más fuerte de la noche.
 
La sorpresa vino con “God Am”, que desde el 2010 no se toca en vivo y se agregó para homenajear el último disco, Alice in Chains, del 95, con Jenny Cantrell tomando la posta en la guitarra y segunda voz, demostrando que aún conserva ese dejo rasposo que tanto caracterizaba al género. Un tono que DuVall no lleva debido a un registro más afinado y limpio, que le viene bien a una banda como esta, que si bien estaba dentro de la bolsa grunge, fue la más metalera junto a los primeros Soundgarden, antes de que Cornell se pusiera suave.  
 
Alice in Chains cumplió con los hits, con sorpresas y lo mejor de sus discos nuevos, pero dejó con ganas de más: se pasó rápido la hora y veinte de show de una noche que se la esperó durante años y que merecía mucho más. “Down in a Hole”, “Would” y “Rooster” como final obligado. Berrinche corto y luego disfrutar de haber visto a una de las bandas más poderosas de los noventas, que si bien sintió la falta de Stanley, fue un reloj potente y eficaz. 
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