Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Marky Ramone

Hey Daddy-O

Cronista: Gentileza prensa | Fotos: Gentileza: Andrea Celis

14 de Junio, 2013

Hey Daddy-O

Intriga, pifies y camperas de cuero en la primera función de la nueva visita de Marky Ramone a nuestro país.
 

Viernes, ocho y media de la noche. El barrio de Colegiales hiela: viento, intriga, sospechas, camperas de cuero, luces azules en muchas de sus esquinas. La marquesina de Vorterix anuncia a Marky´s Ramone South American Blitzkrieg. Los diarios del puestito de al lado informan: "Se cierra el círculo sobre la familia de Ángeles". 
 
Los Pobres, banda de Ciudad Evita, telonean ante la mirada de desconfianza de los presentes. Su argumento es ajustado, humilde y preciso; sin pifies, sin galantería y respetuoso de la falta de respeto del lugar que en pleno arranque de su repertorio dejó sin sonido a la voz de la banda. El trío se la bancó igual. No frenaron la locomotora, no hicieron eco de los desperfectos del sonido, y nadie consiguió callarlos.
 
Nueve de la noche, dos chicas hablan entre ellas. Una le recuerda a la otra cuando tuvieron que juntar tapitas de gaseosa para canjearlas por entradas de los Ramones. A la otra se le viene a la cabeza que fue su papá quien la llevó. El recinto se oscurece, se presagia por fin el inicio del recital. Se abren los telones, aparecen Marky, Graves y dos desconocidos más, saludan y se desata lo mismo de siempre: La locura argentina por Los Ramones en un solo grito: ¡Hey, ho, let´s go!, ¡Hey, ho, let´s go!
 
Abren con “The Job That Ate My Brain”: pogo, desajustes de sonido, la guitarra del pseudo Johnny Ramone no suena clara, él lo sabe y le hace señas a un asistente. Para el segundo tema, “Rockaway Beach”, la guitarra ya suena como debe ser, Marky inmutable castiga el hi-hat. Michale Graves, ex cantante de la peor etapa de Misfits y hoy la voz de la incansable tarea de Marky por mantener vivo el espíritu de los Ramones, se mueve por el escenario fracasando en todo intento por hacernos olvidar aunque sea por un rato a Joey Ramone. Es que los presentes, sobre todo los más jóvenes, buscan eso: hacer de cuenta que ven a Los Ramones, que les tocó en suerte vivir aquellos años en que nos visitaban todos los días.
 
El primer estallido total del público llega con “¿Do you wanna dance?”, Vorterix se parece por unos minutos al estadio Obras, allá por el abril del´91, por septiembre del ´92. Y bien digo unos minutos, porque en seis o siete pasan “I Don´t Care”, “Shenna is a Punk Rocker”, “Havana Affair” y “Commando”. Van diez temas, todos en veintiséis minutos.
 
Marky sigue castigando el hi-hat, hace lo mejor que sabe, pelea contra los tres músicos que lo acompañan, contra la gran cantidad de gente que casi llena el lugar, por mantener vivo el legado de Los Ramones. Marky lo hace muy bien. 
 
En los labios de los presentes se nota que casi nadie sabe inglés, pero todos saben la letra de “Now I wanna sniff some glue”. El pogo más grande de toda la noche se forma con el estribillo de esta canción, mezclando puños en alto, y poses parecidas a la del Diego entonando el Himno Nacional en el Mundial ‘90.

Marky los lleva azotando a los tres compañeros: veinte temas en cuarenta y cinco minutos. Treinta temas en una hora y dos minutos. Marky castiga a sus compañeros. Graves empieza a mostrar el cansancio destruyendo la melodía de “She´s the one”. 
 
Pasan treinta y cinco canciones y desaparecen todos menos Graves del escenario. El Gato Gaudio del punk—ya la empezaba a pasar mal—introduce un set de dos temas de Misfits en electroacústica: “Dig up her bones” y “Saturday Nights”. Una mezcla de Bon Jovi, de Cowboy, y el autóctono Cae.
 
Por suerte vuelve la banda entera y siguen los temas de Ramones hasta el fatídico tema número treinta y nueve: “I don´t wanna go down to the basement”. Graves repite dos veces “Hey daddy-o”, se olvida de la canción, hace perder a toda la banda. Marky para el tema, marca con los palos y lo recomienza. El viento golpea la puerta de Vorterix. Graves se vuelve a perder en esa letra que habla de miedo a bajar al sótano, sólo consigue pronunciar “hey daddy-o”. Marky no lo puede creer, hace que se ríe, Graves lucha sin éxito contra sus fantasmas. Terminan el tema de cualquier forma, intentando despistar a los presentes, pasan a “Have you ever seen the rain”, cover de Creedence. Dos temas más para el presagiable final con "Blitzkrieg Bop" y los puños en alto de todos los presentes.

Cuarenta  y dos canciones en una hora y cuarenta siete minutos. Graves se escapa del escenario sin saludar, abatido. Marky saluda, y se pierde tras los telones mientras por los parlantes empieza a sonar “A mi manera” en la voz de Frank Sinatra. Afuera de Vorterix, el frío es más intenso todavía. Los diarios preparan las portadas de la mañana siguiente. Las portadas que irían a ver en el puestito de al lado quienes se acercasen a la segunda función de Marky el día sábado: El padrastro de Ángeles estaría comprometido. Hallan pruebas en las cámaras del sótano.

TXT: Julián Mocoroa 
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