Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Gil Sola

La era de los parches...

Cronista: Gentileza: Gaby Salomone | Fotos: Gentileza: Ro Diaz

27 de Septiembre, 2005

La era de los parches...

“Gil Solá & Exiliados” presentó “La Suerte y La Palabra”, la segunda placa solista del ex batero de Divididos. Un sonido crudo como el humor que cargan sus letras, y una alternativa donde la bata es protagonista

El batero en cualquier banda suele ser el sostén rítmico, el termómetro climático del sonido, y su protagnismo artístico muchas veces queda relegado a los ojos del imaginario público que apunta las pupilas al cantante. En toda banda, es el trabajador en la penumbra que rara vez habla en las canciones. Es el antihéroe, el último en desarmar sus equipos, el menos codiciado por los periodistas, y las fanáticas y los halagos le suelen ser esquivos, pero sin él nada suena igual. En la mayoría de las circunstancia el hombre de los parches y platillos parece no tener destino en solitario cuando se aleja de un grupo, se lo ubica como el eyectado de la banda, ya vendrá otro y poco cambia, tal vez sólo un nombre.

Pero hay excepciones, y las generalizaciones se derrumban en casos como el de Federico Gil Solá, su paso por Divididos no fue desapercibido cuando agitó los palillos en el gloriso dueto Acariciando lo áspero y La era de la boludez. Incluso fue el pregonero de un estilo electrotelúrico en la banda cuando introdujo un bombo leguero en varias canciones.

Su fuerte personalidad musical no se hizo esperar y seis años después de la Aplanadora del rock, el hombre que pasó casi la mitad de su vida en EE.UU., volvió al ruedo con “Leaving las vergas” su primera placa solista, una obra que destila sus peripecias por el país del norte... una idea también plasmada en el nombre de la banda que lidera bajo el nombre “Gil Solá y los exiliados” junto con Gustavo Bustosen guitarra y Sebastián Villegas en bajo.

Ahora, a casi cuatro años del debut, el batero viene a marcar el ritmo con “La suerte y La Palabra”, la segunda de la saga solista que presentó oficialmente el miércoles pasado en La Trastienda.

La sala estaba colmada, y ante la ausencia de mesas y sillas, el público optó acomodarse en el piso. Pasada las 20 el telón abrió paso a la figura del baterista, bien adelante y en el centro del escenario, se erigía como un rey en su trono escoltado por las cuerdas en manos de sus dos compañeros de banda.

“Pain y Circo” abrió el set en la voz Solá y de ahí en más el disco comenzó a girar en vivo intercalando temas de su primera placa como “Clark Kan’t no puede” y “Llegué tarde”. La sala se mostró atenta, hipnotizada y no escatimó aplausos, pero todos permanecieron quietitos, una tarde-noche para la admiración fue el clima que se percibía debajo del escenario.

Mientras, arriba de las tablas los instrumentos invitados no dejaron de circular, el infaltable bombo leguero y dos saxos intervinieron para las versiones de “Hags” y “A Patri”.

Fue un show breve de apenas una hora, donde el protagonismo de Gil Solá-cantante peleó cara a cara con la exquisita crudeza en el manejo de la batería, todo en una combinación que muestra otra altenativa musical digna del disfrute.
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