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Las Pelotas

Un paseo por las nubes

Cronista: Gentileza prensa | Fotos: Gentileza: Andrea Celis

02 de Marzo, 2013

Un paseo por las nubes

El grupo Las Pelotas presentó en el estadio Luna Park su noveno disco de estudio, titulado Cerca de las nubes. Durante dos horas y media de concierto, la banda de Daffunchio y compañía también repasó su extensa trayectoria musical y homenajeó a Alejandro Sokol y Luca Prodan.

Parece lógico, pero es más que eso. Se trata de una declaración sencilla y contundente. Cerca de las nueve y media de la noche, ante un Luna Park colmado por el público “pelotero”, el viejo y el más reciente, la banda da inicio al show con “Cuántas cosas”, el primer tema de su último trabajo, Cerca de las nubes. Y la elección para comenzar, que pareciera la esperada, encierra sin embargo en su estribillo el estado de ánimo que experimenta el grupo en ese preciso instante: “Hoy es un día bueno / No sé cómo decirlo bien”. Después de treinta y cinco canciones, quedará demostrado que la música es el vehículo que le permite a Las Pelotas y sus fans sentir que hay días buenos, como el de hoy.
 
“¡Buenas noches, cómo están!” Germán Daffunchio, con anteojos y gorro con visera reglamentarios, saluda a los miles de seguidores en el estadio, y luego de tocar “Siempre estará”, el segundo corte de Cerca…, la banda levanta la temperatura del lugar con la rockera “Qué podés dar”, mientras una enorme pantalla circular en el centro del escenario proyecta el video del tema. Luego llegará el turno para los primeros clásicos en la noche, “Ya no estás” y “Día feliz”, éste último con dedicatoria inequívoca al entrañable y ya fallecido vocalista del grupo, Alejandro Sokol, en palabra de Daffunchio: “Son tantos años, tantos amigos. Y la gente que no está, pero está siempre, en nuestro corazón y en el de ustedes. No hace falta hablar”. La gente reconoce el gesto y recuerda al “Bocha” con sus aplausos.

Las Pelotas recorre una lista de canciones que van desde la calma y la reflexión en plan de fogón hasta la denuncia y la rabia inocultable, una marca registrada de su vasto repertorio. Entre las primeras se encuentran “Eso que pasó” (con una hermosa intervención vocal de Gabriela Martínez, la pequeña-gigante bajista del grupo, que salta y arenga al público permanentemente), “Pasajeros” y “Personalmente”. La potencia rock llega de la mano de “Saben”, “Si la distancia” y “Quieren más”. Pero la banda también pone a bailar al estadio con su estilo personal e inconfundible de tocar reggae, y así desfilan, sucesivamente, “Saltando”, “Si supieras” y “Que estés sonriendo”, con los fans dejando la voz en cada tema.

Más allá que los músicos expresan su malestar porque alguien está robando billeteras entre el público, y le piden a éste que cuide sus cosas, el show continúa sin más inconvenientes. El imponente juego de luces sobre el escenario y las imágenes que proyecta la pantalla se vuelven un complemento ideal para acompañar la música de Las Pelotas. “Si hay un tema para homenajear a Alejandro, nuestro querido amigo y hermano, es este tema que vamos a hacer. Para vos, Ale”, dice Daffunchio, y el grupo se despacha con una hermosa versión de “¿Para qué?”. Es imposible que no vuelva a la mente la voz intimista y reflexiva de Sokol. A partir de allí, la banda encara la primera parte de una larga serie de clásicos con los que recorrerá el último tramo de la presentación. “Peces”, “Desaparecido”, “Sin hilo” y “Esperando el milagro” (éste último dedicado a “los mafiosos que no van presos en este país”) llevan a los asistentes de la balada épica al rock sin pelos en la lengua.  

“¡Si quieren más, van a tener que pedir eh!”
, anuncia el vocalista, y no lo dice en broma. El grupo se va y retorna al escenario ¡tres veces!, antes del final definitivo. “Cuándo podrás amar”, “Capitán América”, “Bombachitas rosas” y Shine” parecen el cierre definitivo de una gran noche para Las Pelotas, pero todavía queda una dedicatoria más. “Vamos a irnos con un par de temas de nuestro hermano mayor”, y es el momento de evocar el espíritu de Sumo y el inigualable Luca Prodan. La banda invita al escenario a Gabriel Dabhar, vocalista de Cayacanaya, y el final se viste de reggae con los clásicos “Que me pisen” y “No tan distintos (1989)”, demostrando que la legendaria banda de los años ‘80 es una referencia ineludible para hablar de los orígenes del género en la Argentina. Y el mensaje de despedida en boca de Daffuncchio es tan simple y directo como al principio: “Aguante la vida de Las Pelotas, y las de ustedes. Hay que resistir”.
 
En la segunda presentación de su historia en el mítico estadio de Corrientes y Bouchard, Las Pelotas demostró nuevamente su amplio poder de convocatoria y el gran momento que transita como grupo. La madurez de sus canciones deja al descubierto a una banda que sabe lo que quiere, y que al mismo tiempo toma el riesgo creativo de salir a buscarlo, demostrando disco a disco una capacidad de crecimiento como pocos grupos dentro de la escena del rock nacional. Todo ello lo traslada a sus conciertos con la contundencia y la sabiduría que dan los años de escenario, y la amalgama entre lo viejo y lo nuevo de su discografía resulta natural. En definitiva, Las Pelotas es un clásico que se renueva a cada paso.

TxT: Augusto Fiamengo

 
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