Simple Plan
Regla de tres (acordes) simple
Cronista: Gentileza: Pablo Krause | Fotos:
Beto Landoni
23 de Septiembre, 2005
Simple Plan estuvo por primera vez en Argentina, como presentación del Pepsi Music 2005, en Obras. La fórmula para el éxito parece bastante simple: sesenta minutos de punk-pop aptos para todo público
Noche de presentación en el mítico estadio de Obras. Con Mario Pergolini como anfitrión, se realizó el lanzamiento oficial del cronograma del Pepsi Music en vivo 2005. El evento de prensa contó con la presencia de varios músicos que formarán parte del festival. La frutilla del postre fue la presentación de Simple Plan, los canadienses pisaban por primera vez estas tierras y fueron recibidos con un Obras repleto de adolescentes.
Al llegar al 7300 de Avenida del Libertador la escena se tornaba bastante peculiar. Cualquier vecino del barrio se imagina al ver las largas colas que alguna banda toca ese día en el templo del rock, pero la composición de la fila del miércoles podía desconcertar a más de uno. La gente que formaba la hilera humana no superaba –en promedio- los 16 años de edad, en su mayoría mujeres, a excepción de algunos mayores (padres, tíos, abuelos o algún pariente por el estilo) que oficiaban de “acompañantes” para un público “junior” que buscaba su dosis de punk rock.
Una vez adentro los presentes se entremezclaron con algunas figuras locales que se quedaron a ver el show de los canadienses, tal fue el caso de Andrés Gimenez de A.N.I.M.A.L., Adrián Barilari de Rata Blanca, Alejandro Nagy (periodista) y hasta el mismo Mario Pergolini, que miró desde la platea.
Unos quince minutos después de las nueve de la noche, se apagaron las luces y un grito ensordecedor bajó de plateas y populares (crédito de las numerosas gargantas femeninas, que no mostraron signos de cansancio a lo largo del show). Simple Plan estaba en el escenario y el hit “Shut Up” enardeció a la multitud que no paraba de saltar. No sólo el campo, sino también las colmadas populares y –sorpresivamente- la totalidad de la platea. Casi como reflejando la actitud del público, la banda siguió con “Jump” mientras el cantate pedía a gritos “Salto, salto!” en un español bastante entendible.
Si bien el público se mostró devoto de la banda desde el minuto cero, los muchachos de Canadá supieron hacer las delicias de su gente, pidieron gritos, palmas, hicieron cantar a los diferentes sectores del estadio, interpretaron una versión punk-acústica de “Don’t Cry For Me Argentina” y hasta expresaron su intención de “buscar novia” entre las presentes. Además de la promesa de volver nuevamente el año próximo, aunque al final del show pasó a ser “tan pronto como sea posible, por lo menos de vacaciones”.
Sorpresivamente, la vuelta para los bises fue con “I Beleive In A Thing Called Love” de The Darkness. Y después explotaron al máximo su receta de tres acordes, coros bien hiteros y mucha actitud sobre el escenario para interpretar esos cortes que sonaron una y mil veces en Mtv y que culminó con la interpretación de “Perfect”, donde arrancó el cantante con una guitarra acústica para luego sumarse toda la banda a puro “punk-pop”.
Simple Plan representa de alguna manera, un triunfo del rock sobre la cultura “teen pop” que tanto nos saturó a fines de los noventa. Si bien el estilo de los canadienses defrauda un poco a los punks más tradicionales, hay que reconocer que –hasta hace un par de años- los adolescentes de esa edad se enfermaban con Back Street Boys o Mambrú, y el miércoles reventaron Obras para ver a una banda con actitud y sonido mucho más rockero que las dos “bandas” recién nombradas. Suponiendo que aunque sea la mitad de los presentes siga por la senda del rock, hay luz al final del tunel…
Al llegar al 7300 de Avenida del Libertador la escena se tornaba bastante peculiar. Cualquier vecino del barrio se imagina al ver las largas colas que alguna banda toca ese día en el templo del rock, pero la composición de la fila del miércoles podía desconcertar a más de uno. La gente que formaba la hilera humana no superaba –en promedio- los 16 años de edad, en su mayoría mujeres, a excepción de algunos mayores (padres, tíos, abuelos o algún pariente por el estilo) que oficiaban de “acompañantes” para un público “junior” que buscaba su dosis de punk rock.
Una vez adentro los presentes se entremezclaron con algunas figuras locales que se quedaron a ver el show de los canadienses, tal fue el caso de Andrés Gimenez de A.N.I.M.A.L., Adrián Barilari de Rata Blanca, Alejandro Nagy (periodista) y hasta el mismo Mario Pergolini, que miró desde la platea.
Unos quince minutos después de las nueve de la noche, se apagaron las luces y un grito ensordecedor bajó de plateas y populares (crédito de las numerosas gargantas femeninas, que no mostraron signos de cansancio a lo largo del show). Simple Plan estaba en el escenario y el hit “Shut Up” enardeció a la multitud que no paraba de saltar. No sólo el campo, sino también las colmadas populares y –sorpresivamente- la totalidad de la platea. Casi como reflejando la actitud del público, la banda siguió con “Jump” mientras el cantate pedía a gritos “Salto, salto!” en un español bastante entendible.
Si bien el público se mostró devoto de la banda desde el minuto cero, los muchachos de Canadá supieron hacer las delicias de su gente, pidieron gritos, palmas, hicieron cantar a los diferentes sectores del estadio, interpretaron una versión punk-acústica de “Don’t Cry For Me Argentina” y hasta expresaron su intención de “buscar novia” entre las presentes. Además de la promesa de volver nuevamente el año próximo, aunque al final del show pasó a ser “tan pronto como sea posible, por lo menos de vacaciones”.
Sorpresivamente, la vuelta para los bises fue con “I Beleive In A Thing Called Love” de The Darkness. Y después explotaron al máximo su receta de tres acordes, coros bien hiteros y mucha actitud sobre el escenario para interpretar esos cortes que sonaron una y mil veces en Mtv y que culminó con la interpretación de “Perfect”, donde arrancó el cantante con una guitarra acústica para luego sumarse toda la banda a puro “punk-pop”.
Simple Plan representa de alguna manera, un triunfo del rock sobre la cultura “teen pop” que tanto nos saturó a fines de los noventa. Si bien el estilo de los canadienses defrauda un poco a los punks más tradicionales, hay que reconocer que –hasta hace un par de años- los adolescentes de esa edad se enfermaban con Back Street Boys o Mambrú, y el miércoles reventaron Obras para ver a una banda con actitud y sonido mucho más rockero que las dos “bandas” recién nombradas. Suponiendo que aunque sea la mitad de los presentes siga por la senda del rock, hay luz al final del tunel…
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