Para continuar el legado

Seis años ya han pasado de la tragedia ocurrida en Santa Fe, donde nueve estudiantes (Daniela, Lucas, Julieta, Benjamín, Justine, Federico, Delfina, Nicolas y Julieta) y la docente Mariana Boye fallecieron a raíz del choque del micro donde viajaban, manejado por un chofer alcoholizado. Cada año, la fecha fatal de 8 de octubre para la familia de las víctimas, se vuelve más significativa, y se transforma en un símbolo de lucha ante la adversidad, de dedicación, de unión y fuerza para que este tipo de accidentes no vuelvan a suceder.

Conduciendo a Conciencia es la ONG creada por padres de los chicos fallecidos, y el evento del pasado lunes tuvo, además de acentuar la concientización vial, la propuesta de continuar el legado de los chicos, que volvían de ayudar en su momento a la escuela 375 de El Paraisal, Chaco. Este lunes se han juntado 35 toneladas de alimentos que serán distribuidos en escuelas, salas sanitarias y hospitales del norte del país.

Desde temprano el festival se va sucediendo, y mientras la gente se agolpa en el estadio Héctor Etchart de Caballito, uno va cruzándose con músicos y actores que apoyan la causa desde el corazón, y se entremezclan con los familiares de los chicos. Resulta admirable ver cómo los padres hacen todo con un gran esfuerzo y dedicación, encargándose de todos los detalles para que el evento salga sin fisuras. Pero más admirable y emocionante es luego verlos cantar desde el campo “Bajan”, interpretada por el grupo Amel, formado por Gustavo, hermano de Luis Alberto Spinetta, y su sobrino Gonzalo Pallas. Y a todos nos dan ganas de sumarnos al mini pogo que encabeza la mamá de Daniela cuando León Gieco junto a Infierno 18 hacen “Pensar en nada”, de saltar con el papá de Lucas al ritmo de Dancing Mood, o cantar de la mano “Hacer un puente” de La Franela, tema que marcó sin dudas uno de los momentos más emotivos con un estadio colmado. Los semblantes de sus rostros eran de personas contentas que sentían que lo que estaban haciendo tenía un motivo que era apoyado por mucha gente, de personas que ante la recepción de la peor de las noticias, pudieron crear algo tan positivo.

Los mini sets de cada banda son anecdóticos, pero bien vale nombrarlos. El principio fue con 4to. Espacio donde Matías Camisani desde su guitarra ofrece el “lado famoso” que luego Teté Coustarot (una de las conductoras de la jornada) se encargará de hacer notar. Amel nos trajo al Flaco al estadio de Ferro, para recordar a uno de los grandes responsables de que cada año el evento tenga más y más fuerza. Zumbadores entregó su rock de poesía oscura con temas nuevos y viejos, y luego Bahiano tocó tres covers y un auto cover (“Runaway”) en un set que prometió más energía de la que tuvo.

A partir de la presencia de León Gieco, se podría decir que empezó la segunda parte de la jornada, con un público más enfervorizado que escuchó atentamente el nuevo tema “El desembarco” (futuro himno sin dudas del cantante, al mejor estilo “La memoria”), y luego se emocionó con “El país de la libertad” y cantó una versión apurada de “Solo le pido a Dios”, con Infierno 18 y Raúl Porchetto arriba del escenario. Junto a Los Tipitos, Gieco también regaló “8 de octubre”, canción que les escribió Spinetta a los chicos fallecidos, que esta vez entonces funcionó como doble homenaje.

Los Tipitos y La Franela poblaron de hits el festival, los primeros a caballo de “Se te nota” y “Campanas en la noche”, y los liderados por Daniel “Piti” Fernandez con “Lo que me mata”, “Entrando en tu ciudad” (de su ex banda Los Piojos) y “Hacer un puente”, que encontró a todo el estadio cantando y aplaudiendo. El cierre fue con Dancing Mood y esa fiesta instrumental que siempre ofrecen, con los vientos bien al frente para que todos bailen al son de las imbatibles “You’re so delightfull” y “Police woman” de The Skatalites entre otras.

Federico D’Elía, Martín Seefield, Ernestina Pais, Narda Lepes, entre muchos más, fueron otros famosos que también se sumaron al evento para solidarizarse con todos los padres, como así también los familiares de las víctimas de la tragedia de Once, y Juan Carr de Red Solidaria.

Las 35 toneladas tendrán su destino, y se podrá decir una vez más que esos nueve chicos siguen con su legado, aquel por el que dejaron la vida abruptamente, pero por el que hoy miles y miles de personas continúan su camino.