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La Chilinga

Tambores que siempre sonarán

Cronista: Gentileza prensa | Fotos: Anabella Reggiani

04 de Octubre, 2012

Tambores que siempre sonarán

El grupo de percusión La Chilinga se presentó en el teatro N/D Ateneo para festejar sus diecisiete años de vida. Bajo la consigna “Así nomás… Bien argentino y con eso alcanza”, la agrupación ofreció un show imponente, con más de doscientos músicos en escena.

Decenas de músicos yendo de un lado a otro, tambores que aguardan para adueñarse del escenario y un clima de celebración colectiva que sobrevuela el ambiente del N/D Ateneo conviven en los minutos previos a una presentación muy especial de La Chilinga. Y no es para menos: el grupo devenido en escuela popular de percusión festeja sus diecisiete años de vida con una muestra de los diferentes bloques que semana a semana hacen sonar sus parches en las diversas sedes que montó con el paso de los años en Capital Federal y la provincia de Buenos Aires.

El arranque es a pura emoción con la actuación de La Chilinguita, el grupo de niños que estudia en la escuela y que en esta ocasión son dirigidos por el profesor Luciano Molina. Mientras suena la percusión, la pantalla ubicada al frente del escenario repasa su actuación junto a Diego Torres en su MTV Unplugged. Apenas terminan, el bloque Ecunhi sorprende al público ingresando por las puertas de entrada al recinto. Ya en el escenario, interpretan entre otros toques el tema “Sacateca”, del primer disco de La Chilinga, mientras reciben el aliento de los músicos-compañeros de escuela que esperan su turno para mostrar lo suyo sobre las tablas.

El show está montado de manera tal que la música nunca deja de sonar: al finalizar la actuación de un bloque, inmediatamente comienza la de otro, y en muchos casos el grupo que se despide recibe con aplausos al que inicia su presentación. Mientras tanto, las imágenes en la pantalla muestran la actividad que la escuela realiza en sus sedes y las actuaciones a lo largo del país, sean en una playa en verano o en una marcha por las calles de Buenos Aires.

Los bombos legüeros se apoderan del escenario, y una canción en que se recuerda a Julio López, Mariano Ferreyra y el conflicto minero en Argentina expresa el tono de denuncia que también es parte de La Chilinga, y genera un gran aplauso del público. A continuación, otro bloque regala una hermosa versión folklórica de “El témpano”, de Adrián Abonizio, con bailarinas incluidas.

“Estas son las muestras de la escuela, y al presentarlas en la sede de Saavedra nos dimos cuenta de que eran más para un espectáculo de teatro, son shows directamente. Espero que lo estén disfrutando”, dice Daniel Buira, el creador y director del proyecto, y actual baterista de Vicentico. Los bloques de candombe y yoruba no lo desmienten: se tratan de actuaciones en donde lo visual (con bailarines en escena) y lo musical van fusionados de tal manera que requieren un espacio de estas características para mostrarse.

El bloque de los días viernes le aporta al show el toque afro-stone que estuvo presente desde los comienzos de La Chilinga, con una lograda versión de “Miss You” que incluyó guitarras eléctricas, bajo y armónica, y músicos “lookeados” en la misma sintonía. Por su parte, los autodenominados “Los Cangrejos” interpretan la canción del mismo nombre y el N/D Ateneo se convierte en una fiesta en la que todos están invitados a bailar.

El tramo final de la presentación encuentra sobre el escenario al bloque dirigido por Daniel Buira e integrado por muchos de los docentes de la escuela, quienes despliegan todo su talento y experiencia para que el show alcance su máxima intensidad. Pero allí no termina todo. En la despedida, dos gestos dejan en claro el por qué del éxito y la permanencia de La Chilinga a lo largo de los años: en primer lugar, el bloque de Buira invita al escenario a los niños de “La Chilinguita” para concluir juntos el espectáculo, como si quisiera expresar sin palabras que “el futuro está asegurado”. En segundo lugar, como ya es un clásico en las presentaciones del grupo en el N/D Ateneo, los parches terminan sonando fuera del teatro, entre el público. Así, La Chilinga muestra de cuerpo entero su esencia: popular y de la calle.
 
 
Con su presentación en el N/D Ateneo, La Chilinga demostró por qué es “el” grupo de percusión en Argentina. En su amplísimo universo conviven Gardel y Luca Prodan, los Rolling Stones y Osvaldo Fattoruso, las Madres de Plaza de Mayo y la historia de dolor y resistencia del pueblo afro. La danza y los elementos visuales refuerzan su propuesta musical y la impulsan más allá, hacia nuevos horizontes. La escuela transmite la pasión por los tambores de generación en generación, y en tiempos de un individualismo exacerbado, apuesta al pulso de lo colectivo como herramienta para hacer de este mundo un lugar un poquito mejor.

TxT: Augusto Fiamengo
 
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