Escenas de una memoria

El 9 de septiembre de 2010 no es un día más en la vida de los fanáticos de Dream Theater. Mike Portnoy -miembro fundador, baterista, productor y compositor- dejaba el grupo ante la negativa de sus compañeros de tomar un descanso. La pérdida era muy grande, tanto a nivel profesional, como a nivel emocional –fue su padre quién sugirió el nombre del grupo-, pero después de lidiar con varias crisis y estar tres veces a punto de separarse, DT decidió seguir adelante y hacer un muy exigente test entre los ocho mejores  bateristas del mundo para reemplazar a Portnoy. De ahí salió Mike Mangini (Steve Vai, Extreme, Annihilator) quien por técnica y química musical, logra el tan ansiado lugar.

La música de Dream Theater no es para cualquiera. Sus obras son extensas y tienen varias capas compuestas por virtuosismo, sentimiento, melodía y heavy metal, todo bajo un concepto unificador: “Que sea progresivo”. Para la cuarta visita al país, los neoyorquinos llegaron con ese cambio radical, Portnoy, y con un disco nuevo bajo el brazo, A Dramatic Turn of Events por el cual recibió una nominación al Grammy.

A las 21:30 los violines in crescendo y endemoniados de “Dream Is Collapsing” de la banda sonora de Inception, creaban un clima de tensión y fervor combinados; mientras en los tres cubos tridimensionales ubicados en el escenario, se proyectaban imágenes de los cinco integrantes caricaturizados en busca del escenario. John Petrucci con su guitarra y el riff invencible de “Bridges in the Sky” abrió el show y le siguió “6:00” donde Mangini tuvo que sortear la primera mirada evaluadora, al tocar la famosa intro con ese groove especial, y lo hizo sin problemas.

Luego Dream Theater pasó a su lado más oscuro y despiadado con “The Dark Eternal Night” y sus guitarras súper densas, los solos del tecladista Jordan Rudess fueron recibidos por un plateísta levantando su bandera de “Jordan is God" (Jordan es Dios). Siguiendo con la presentación de A Dramatic Turn of Events, sonaron la balada “This is the life” y “Lost not Forgotten” donde Petrucci y Rudess hicieron un solo al unísono, realmente rabioso y lunático, pura técnica. Algunos problemas de saturación acompañaban hasta ahí la presentación –algo a lo que el Luna Park ya nos tiene acostumbrados- pero se ajustarían más adelante.

Mangini copó el escenario con su inmenso set de batería para hacer un solo lleno de habilidad y musicalidad, demostrando que no sólo tiene cinco Records Guinness de velocidad. La ovación de la gente confirmó que no se olvida de Portnoy, pero que otra era ha empezado.

Un párrafo aparte merece la actuación del cantante James Labrie, muchas veces criticado por los fans durante sus perfomances, ya que ayer, salvo la falsa entrada en “6:00”, estuvo perfecto con las notas altas, los falsetes y también a la hora de bajar los decibeles con las versiones acústicas de “The Silent man” y “Beneath the Surface”, acompañado por un cuarto de cuerdas.

Rudess improvisó en el piano antes de la bonita “Surrounded”, donde se nota la influencia directa de Rush, y cerca del final llegaron tres temas épicos pegados: “On the Backs of Angels”, con el gran progreso de los coros de Petrucci, “War inside my head” y “The Test That Stumped Them All”. “The spirits carries on” del consagratorio Scenes from a Memory (1999), con extra solo de Petrucci, y dos gemas del repertorio de Dream Theater: “Brealing All Illusion” y “Metropolis Pt.1: “The Miracle and the Sleeper” y el tapping infernal del bajista John Myung cerraron una noche memorable.

Varias cosas se confirmaron ayer en el Luna Park: que Dream Theater está más vivo que nunca, que la Era Mangini es una realidad y que todos los fanáticos quedarán inmortalizados en el próximo DVD y serán partes de “las escenas de una memoria”.