Pachuco Cadáver
Estallando desde la psicodelia
Cronista: Gentileza: Pablo Rios | Fotos:
Anabella Reggiani
03 de Agosto, 2012
El dúo formado por Roberto Petinatto y Guillermo Piccolini a principios de los ‘90 se presentó en Niceto en la noche invernal de viernes.
Pintaba fresca la ácida noche de Niceto, con el frío y la persistente llovizna que dejaban desierta la ciudad. Adentro, y con poca luz, sonaba música ambiente esperando por Pachuco Cadáver, banda formada por Roberto Petinatto y Guillermo Piccolini en el Madrid de principios de los ‘90.
Niceto se fue llenando muy de a poco y a las 22, para un público considerable, se abrió el telón y los primeros sonidos salieron de los teclados de Piccolini y de los sintetizadores de Pettinato. El dúo fundador invitaba a un viaje experimental con sonidos lentos en "Nariz y la bestia", enganchada con "Papa lemonada".
La banda seguía su función como dúo, pero le aumentaban la velocidad a los punteos y aparecía la guitarra para que el frío empezara a quedar atrás. Tras "Deadly town", llegó junto a Gillespi y el Sr. Flavio "Trippers", una de las instrumentales que invitaban al delirio, con un estilo a Sumo, en canciones como la primera parte de "White trash", antes que la explosión del saxo y a que la voz de Luca destruya la monotonía de la melodía.
La prolijidad predominaba y la sutileza había gobernado, hasta que la electrónica de las consolas se mezcló con la trompeta de Gillespi y el jazz electrónico hizo bailar al publico. La psicodelia continuaba y la voz de Petti se hacía cada vez más presente en temas como "Insectos", una canción absolutamente surrealista. Con Astor Cianciarullo, hijo de Flavio, en batería electronica, la banda le metió rock a la noche con la interpretación de "Rock and roll vermellón", la primera canción de aquel disco del ‘91 titulado Tres huevos bajo la tierra, donde el dúo fundador posaba desnudo, y cada uno con un paraguas en la mano.
Los temas seguían su curso y la banda mantenía la sorpresa, cuando más tarde se hizo sentir el peso un ex Sumo, en una extremadamente rara versión de "Estallando desde el océano", también grabada en aquel lejano disco. Antes de empezar a retirarse, recordaron esos covers que habían grabado, “I’m The Fly” de Wire y “Sunshine Of Your Love” de Cream. Finalente, Pettinato intercambió con Piccolini guitarra y teclados para despedirse con "Somebody hurts me".
Roberto Pettinato no hizo sonar su saxo, deslumbró en guitarra, y sorprendió en actitud de ponerle tonos en inglés a las melodías locas de Pachuco Cadáver, un proyecto que formó junto a Guillermo Piccolini hace 20 años mientras estaba viviendo en España. En Niceto se vivió un show muy completo, con grandes sonidos y grandes interpretaciones, y lo más agradable es volver a ver a un grande de la música argentina en una faceta diferente y siempre innovadora.
Niceto se fue llenando muy de a poco y a las 22, para un público considerable, se abrió el telón y los primeros sonidos salieron de los teclados de Piccolini y de los sintetizadores de Pettinato. El dúo fundador invitaba a un viaje experimental con sonidos lentos en "Nariz y la bestia", enganchada con "Papa lemonada".
La banda seguía su función como dúo, pero le aumentaban la velocidad a los punteos y aparecía la guitarra para que el frío empezara a quedar atrás. Tras "Deadly town", llegó junto a Gillespi y el Sr. Flavio "Trippers", una de las instrumentales que invitaban al delirio, con un estilo a Sumo, en canciones como la primera parte de "White trash", antes que la explosión del saxo y a que la voz de Luca destruya la monotonía de la melodía.
La prolijidad predominaba y la sutileza había gobernado, hasta que la electrónica de las consolas se mezcló con la trompeta de Gillespi y el jazz electrónico hizo bailar al publico. La psicodelia continuaba y la voz de Petti se hacía cada vez más presente en temas como "Insectos", una canción absolutamente surrealista. Con Astor Cianciarullo, hijo de Flavio, en batería electronica, la banda le metió rock a la noche con la interpretación de "Rock and roll vermellón", la primera canción de aquel disco del ‘91 titulado Tres huevos bajo la tierra, donde el dúo fundador posaba desnudo, y cada uno con un paraguas en la mano.
Los temas seguían su curso y la banda mantenía la sorpresa, cuando más tarde se hizo sentir el peso un ex Sumo, en una extremadamente rara versión de "Estallando desde el océano", también grabada en aquel lejano disco. Antes de empezar a retirarse, recordaron esos covers que habían grabado, “I’m The Fly” de Wire y “Sunshine Of Your Love” de Cream. Finalente, Pettinato intercambió con Piccolini guitarra y teclados para despedirse con "Somebody hurts me".
Roberto Pettinato no hizo sonar su saxo, deslumbró en guitarra, y sorprendió en actitud de ponerle tonos en inglés a las melodías locas de Pachuco Cadáver, un proyecto que formó junto a Guillermo Piccolini hace 20 años mientras estaba viviendo en España. En Niceto se vivió un show muy completo, con grandes sonidos y grandes interpretaciones, y lo más agradable es volver a ver a un grande de la música argentina en una faceta diferente y siempre innovadora.
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