Un tropezón no es caída

Gazpacho es una banda que, como el Ave Fénix, nace de sus cenizas, aclara la gacetilla de prensa de la banda. Mucho de eso hay, y si de empezar de abajo se trata, están atravesando por eso mismo. Pablo Oliva, el ex cantante carilindo, fachero que estaba "a pleno", decidió tomar otros caminos en el 2010, pero lejos de bajar los brazos, dieron  un giro y Nando Caliz, que hasta el momento sólo se encargaba de la guitarra, se metió tambén en el gaje de la voz. 

 
Como si quisieran demostrar que no están para segundas opciones, el último disco se llama Plan A, una placa que rescata el lado más rockero de la banda, poniendo adelante las guitarras ásperas y la arenga. La nueva formación no sólo tiene que ver con el paso de Nando en la voz, sino también con la incorporación del tecladista Juan Kokollo, lo que genera nuevos sonidos y climas.
 

"¿Todo bien?" Nando quiere confirmar la aceptación del público.  Tocan "Cobardes" y una chica se emociona al saber la canción que viene. El cantante agita al público que no es mucho. "Hay temas que te llevan a un punto de la vida, este a mí me lleva a un lugar que esta buenísimo" agrega Nando y tocan "Trotamundos".

 

 A Caliz no se lo ve muy cómodo en su nuevo rol, aún así lo encara como puede, casi cargándose al hombro la banda y mal no le sale: "Hacé un solo de batería, Melena ¡Dale!" desafía el cantante al baterista, a lo que este último responde, pero no con el virtuosismo que uno esperaría ante un reclamo semejante. Solo unos minutos y los integrantes de la banda regresaron a apropiarse una vez más del escenario para la última canción de la noche.