Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Toquinho

Aquarela do Brasil

Cronista: Pablo Andisco | Fotos: Beto Landoni

08 de Marzo, 2012

Aquarela do Brasil

Ante un Gran Rex colmado, el genial guitarrista realizó un apasionante recorrido por la Música Popular Brasilera.

Asistir a un espectáculo de Toquinho es presenciar un documental sobre la más diversa musicalidad que ofrece Brasil. Y no sólo porque el guitarrista es historia viva de la MPB, sino porque en esta etapa de su carrera, además de seguir editando discos, organiza sus espectáculos en plan de homenaje permanente. Así había sido hace dos años, en el recordado show en el Luna Park con María Creuza, y así fue esta vez, acompañado por un lujoso trío de piano (Silvia Goes), bajo (Ivani Sabino) y batería (Pedro Pablo D’elia). Los tres empezaron el concierto en formato instrumental, hasta que Toquinho ingresó desde la izquierda del escenario, con su criolla colgada, ya tocando los acordes de “Samba d’Orly”, esa postal del exilio compuesta junto a Chico Buarque y Vinicius.

Y los nombres propios serán uno de los ejes del show, porque Toquinho le da al Gran Rex clima de café concert y cuenta anécdotas sobre los más grandes de la música brasileña como si fueran amigos del barrio. Así se suceden historias de y sobre Dorival Caymmi, Tom Jobim, Baden Powell, Paulinho da Viola, Buarque y también nuestro Astor Piazzolla. Y naturalmente quien se lleva la mayor parte del anecdotario es Vinicius de Moraes, su parceiro durante más de diez años y con quien alcanzó su mayor reconocimiento como guitarrista y compositor.

La historia es conocida: Vinicius convocó a Toquinho para una serie de shows en La Fusa que con el tiempo se convirtieron en leyenda, iniciando una relación de las más importantes en la música brasileña. Fue “Tarde em Itapua” la primera composición en conjunto que tuvo éxito, y Toquinho arrancó la ovación de la sala al contar que había robado de una Olivetti el texto original que Vinicius había pensado para Caymmi y le puso melodía, con el objetivo de ganarse la confianza del poeta. A continuación tocó “Que Maravilha”, su primer suceso compuesto con Jorge Ben, un éxito que no tuvo la historia de amor que la inspiró, según la reflexión irónica del paulista.

Después Toquinho quedó solo y regaló algunos pasajes instrumentales en los que demostró todo su virtuosismo, incluida una versión de “El día que me quieras”. Siguió con su banda a la que se le sumó la vocalista Anna Setton para volver a pasear por su país. Hicieron “Brasil pandeiro”, de Joao Gilberto, “Berimbau” de Baden Powell, “Carinhoso” de Pixinguinha, y tres de Vincius/Jobim: “A felicidade”, “Eu sei que vou te amar” y “Chega de saudade”, el tema que según los libros, inauguró oficialmente la bossa nova en 1958 con la técnica de Joao Gilberto para tocar la guitarra.

Una versión de “brincadeira” de “Yira yira” junto al bandoneonista Marcelo Godoy demostró que pese a la improvisación, el guitarrista salió airoso de su juego tanguero. Así se inició la parte final del concierto, con una serie de clásicos como “Tomara”, “Aquarela” (mitad en castellano, mitad en portugués), “A tonga da mironga do kabuleté” y “Tristeza”, cuyo coro quedó rebotando en el teatro luego del sostenido aplauso final.

Con un compendio imprescindible de la música brasilera de la que él es parte esencial, Toquinho dio una muestra más del amor mutuo que lo une con la Argentina, una historia que se inició hace más de 40 años, cuando un poeta lo convocó para dar una serie de shows… 

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