Aerosmith
Moretón, lluvia y rock entre diagonales
28 de Octubre, 2011
Aerosmith se presentó en el Estadio Único de La Plata en el marco de su gira “Back On The Road”, luego de cuatro años de su último recital en Argentina, para brindar un buen cóctel de rock.
Como los vinos: mientras más viejos, mejor. Parece que ese refrán también incluía el tono malbec del ojo de Steven Tyler, tras su caída en Paraguay provocada por una baja de presión mientras el músico se bañaba y en la que perdió dos dientes. El comedor estaba completo y el Estadio Único de La Plata, contando el campo VIP, también.
Más de 40 mil personas querían volver a verlos desde el 2007, cuando fue su último show en el marco del Quilmes Rock, cuando habían compartido escenario con Evanescence y Velvet Revolver. En el medio pasaron peleas, distanciamientos, desintoxicaciones, y una participación de Tyler como jurado en American Idol, Pero a los Aerosmith en la noche de La Plata no iban a pararlos ni la lluvia.
Pasadas las 22 las luces del escenario se encendieron, a la par de las cámaras de fotos (obvio, todos quieren una fotito de una de las bocas más reconocidas del rock). Sobre el logo de la banda, que estaba proyectado en una pantalla gigante detrás de los instrumentos, se veían desfilar las sombras de los músicos.
Un “¡Buenos Aires!” con un tono yanqui encendió una sirena y con ésta el grito desaforado de los fans. “Draw the Line”, como se titula su quinto disco, fue la elegida para el comienzo del show, donde aparecieron Steven Tyler (voz y armónica), Joe Perry (guitarra), Brad Whitford (guitarra), Tom Hamilton (bajo) y Joey Kramer (batería) destilando su rock setentoso.
El blanco predominaba en Tyler, el negro en su galera y en la ropa de Perry. Luego de tocar “Mama Kin”, llegó “Janie's Got A Gun” y el público estalló. Pero los estadounidenses no les dieron respiro y trajeron más rock con “Livin' on the Edge”.
Cuando alguien habla de banda encuentra el protagonismo en cada uno de sus integrantes, quienes cumplen un rol importante e inigualable. Así lo demuestra Aerosmith, con todo el virtuosismo, cuando llega el turno de Kramer con sus palillos, golpes de puños furiosos, y hasta la participación de Tyler, en su batería, quien se llevaría la ovación de las miles de personas allí presentes, y hasta un “Olé, olé, olé, Kramer, Kramer”, impulsado por el cantante.
La lluvia comenzaba a caer, casi al mismo tiempo en el que comenzaban los primeros acordes de “I Don't Want To Miss a Thing” (la canción de la película Armaggedon, y seguramente la de la entrada de alguna cumpleañera de 15 también). Sí, era un momento perfecto: las gotas caían sobre el rostro de Tyler y mojaban su cabello, mientras él se robaba las miradas, cada frase atrapaba los oídos. “¡God is crying!”, gritó el cantante, compartiendo el sentimiento de más de uno que creía lo mismo, antes de seguir con el set de grandes éxitos en el que sonaron “Amazing”, “Cryin'” y “Sweet Emotion”.
Luego de una breve pausa llegaban los bises con “Dream On”. La lluvia cada vez era más y los que se habían ido a resguardarse bajo techo volvieron corriendo, para mojarse con gusto y hasta para armar una ronda de pogo en “Love in an Elevator". El final se lo reservaron a “Walk This Way”, para cantarla entre todos y mover los brazos, desde cualquier punto del estadio. La banda se despidió de su público, agradeciendo esa noche y diciendo lo mucho que quieren al público argentino, que siempre es el mejor.
Así se fueron dos horas de grandes éxitos, de combinaciones perfectas como la lluvia con músicos talentosos por todo el escenario, una boca y un moretón que dan que hablar, una voz invencible a los excesos de Tyler y más de cuarenta años de rock.
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