Babasonicos
Canción, llévame lejos
27 de Agosto, 2011
Con la presentación oficial de su último disco A propósito como excusa, los Babasónicos colmaron el estadio Luna Park el sábado 27 en un show en que una treintena de canciones y la arenga femenina dominaron la velada.
Al final de la calle Corrientes, ahí donde se reúnen y conviven en un mismo lugar los más diversificados gustos -desde las charlas lucrativas del Dalai Lama, pasando por las canciones melosas de Chayanne e inclusive donde Deep Purple hará humo sobre agua en octubre-, en la intersección con la calle Madero, el estadio Luna Park se convirtió el pasado sábado 27 en una disco matinée con el motivo de la presentación oficial del décimo disco de Babasónicos, A propósito.
Tacos altos, medias de red y vestidos cortos. A pesar del frío, el público femenino desfiló en los alrededores del ex Palacio de los Deportes -hoy sede espiritual y rockera, entre otras- desde las 19, en busca de calmar las ansias generales que provocaban las horas previas al show. Aylen Membrives, una quinceañera acompañada de su madre y su hermana, estaba en la puerta desde las 17, con la ciega fe de poder cruzar unas palabras con su ídolo y frontman del grupo, Adrián Dárgelos. Acerca de la última placa, Aylen dijo que “no me decepcionó pero mi preferido sigue siendo Jessico (2001)”.
Puertas adentro y con el estadio completo, el oír femenino no se hizo esperar y para las 21:10 cada minuto que pasaba se convertía en un calvario. Veinte minutos después de lo pactado, se apagaron las luces y se iluminó un hotel de tres pisos en el escenario. Carca, el hombre multi intrumentista de la banda, fue el primero en aparecer; luego los guitarristas Diego Rodríguez y Mariano Roger coparon las dos alas del escenario junto al baterista Diego Castellanos mientras que el teclado de Diego Tuñón ocupó su lugar resignado a un costado del escenario. Para el momento en que los aplausos se hacían insostenibles, apareció Dárgelos con un sombrero de minotauro desde las penumbras del tercer piso para dar inicio a “Flora y Fauno”, “el que recibió la mejor recepción de las canciones del último disco”, según Roger.
Inmediatamente después del abrupto comienzo de la noche, Dárgelos bajó las escaleras mientras recordaba al fallecido bajista de la banda Gabo Manelli cuando entonó “El ídolo” seguido por “Ideas” y “En privado”. Para “Sin mi Diablo”, una horda de muchachas enardecidas se unieron en el “Pogo más grande del Pop” para luego retomar la tranquilidad con “Capricho”. “Cómanse a besos esta noche, total nadie lo va a notar”, parafraseó el cantante en “Los calientes”, uno de los doce hits de Jessico.
Visiblemente más cómoda, la banda se paseó por todo el escenario, al punto que el cantante posó al mejor estilo Superman en el ala oeste para regalarles una postal a todos los que estaban dispuestos a sacarle fotos con sus smartphones. Los dos gigantes leds que acompañaban la temática del escenario cambiaron durante toda la velada con imágenes acordes a la gráfica de cada uno de los discos.
Al mismo tiempo en que la banda arrancó con los primeros acordes de “Delectrico”, un hombre de estatura media y acompañado de su esposa, arengó al público de las vallas con un grito de “Vamos chicas, arriba” y unos movimientos que nada podrían envidiarle a John Travolta: era Mariano Iudica, el personaje que Marcelo Tinelli dio vida para que conduzca La Cocina del Show, uno de los tres programas con los que el Cabezón entretiene a la gente que votó a Cristina Fernández de Kirchner -según la óptica del inefable presidente de la Sociedad Rural Argentina, Hugo Biolcati-. Al notar su presencia desde el escenario, el hombre de los cuernos le regaló un mimo amistoso, a lo que Iudica retribuyó con una -nueva- foto de su celular.
En la recta final del show, los hits se pasaron uno tras otro, para que nadie quede insatisfecho: “Irresponsables”, “Posesión del tercer tipo”, “Pijamas”, “Sátiro”, “Putita”, “Microdancing” hicieron bailar a las masas de todas las bandejas del estadio antes de darle lugar al tiempo de los bises, esos dos minutos estúpidos en los que la banda sale del escenario para volver y terminar el show como tendrían que hacerlo sin intervalos. Las encargadas de cerrar la noche fueron “Curtis”, “Muñeco” y “Demonomanía”, una perla de Babasónica, su cuarto disco, un trabajo que la banda reivindicó en los últimos tiempos.
Los Babasónicos hicieron bailar a unas seis mil personas en un show de treinta canciones en el que repasaron todos sus discos y presentaron su última placa, A propósito.
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