Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Shirley King

Mucho más que una hija

Cronista: Gentileza: Paula Claro | Fotos: Beto Landoni

20 de Agosto, 2011

Mucho más que una hija

Shirley King se presentó en La Trastienda y le puso un poco de blues a la helada noche porteña.

Con una demora inesperada, la Buenos Ayres Blues Band tuvo como tarea calentar al público que esperaba a la hija del blues, Shirley King, aparecer sobre el escenario de La Trastienda. La banda formada por Maxi en guitarra y voz, Condor en armónica, Jam en bajo, Chino en batería, Mariano en el teclado, Tano en  saxo tenor y Mauro en saxo alto ocuparon esos minutos para tocar algunos temas de su disco Escondido. Unos pocos temas sirvieron para mostrar lo que tienen musicalmente, fiel al estilo argento blusero, las canciones hablan de la vida cotidiana. El público estaba demasiado frío, y la mezcla de la ola polar y la edad de los concurrentes no ayudó para un inicio muy alentador, que más tarde Shirley a fuerza de chistes y juegos lograría aflojar.

A las 21.35 el escenario se vació y aparecieron los músicos. El guitarrista  Daniel Raffo se tomó el trabajo de presentar a los integrantes de la banda argentina que acompañarían esa noche a la cantante: Alambre González en guitarra, Nicolás Raffetta en teclados, Mauro Ceriello en bajo y Patricio Raffo en batería.

Shirley King, hija del legendario B.B., no vino sola: apareció Gerald Noel con un saxo colgado, y comenzó  a cantar con una destreza digna de los que nacieron en cunas bluseras. Él le dio paso al  tecladista, que mostró todo el potencial que brindaría a lo largo del show. Gerald se colgó solo a tocar una melodía lenta, breve y frenó para darle paso a ella.

Empapada de lentejuelas rojas y un saquito a tono, Shirley King se dirigió al público desde el primer momento. Su forma resulta un poco tosca, se pasea por el escenario con las piernas entreabiertas, aún así resulta seductora y simpática por sobre todas las cosas. Arrancaron con “Let´s the good times”, donde Shirley le puso caras al público, esforzándose para empezar a sacar un poco de chispas.

Durante el show, varias veces la artista le pidió al público que repitiera partes del tema, y presionaba para que le pongan cada vez más energía: “they are good”, acertó Shirley y la gente enloquecía. La lista siguió con “Hochie coochie woman”, ahí ingresó Franco Capriati que mostró cosas que parecieran imposibles de hacer con la armónica. “Rock me Baby”, mostró el lado más sexual de la artista, convocando a los hombres presentes a pasar un buen momento y riéndose de eso. Shirley se precia de los músicos que la acompañan: “esto me hace sentir como en casa”, afirmó.

Para los últimos temas, ingresó el Córdoba Gospel Singers, para acompañarlo en “Thrill is gone”. El momento parece un poco desorganizado: uno de los micrófonos no funcionaba y los coristas parecían perdidos en el escenario. Llegando al final, Shirley le dedicó a aquellos que han sido sobrevivientes de cáncer como ella la canción “Perfect Oportunity”, que la cantó a dúo con uno de los coristas. Para el momento gospel, la hija del blues se puso su bata azul y junto al coro entonaron una canción típica del género, en un clima positivo.

Finalmente cerraron con “Shot Gun” y todos de pie, entre aplausos y baile, despidieron a la hija de una leyenda, que esa noche demostró que puede con eso y mucho más.

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