Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Slayer

Un Luna pintado de sangre.

Cronista: Fernando Canales | Fotos: Gentileza: Leandro Baglietto

05 de Junio, 2011

Un Luna pintado de sangre.

La banda de thrash dio un concierto devastador dentro de su gira World Painted Blood.

No importa cuántos rituales satánicos hagas, ni cuantas máscaras te pongas, ni cuantas iglesias quemes en Noruega, ni cuan profundo sea el death growl de tu cantante. Nada va a modificar lo que la historia ya sentenció: Slayer es la banda más heavy de todos los tiempos. Y tras la presentación en Argentina con tres de sus cuatro miembros legendarios, mantienen intacta su corona. A Jeff Hanneman lo picó una araña maldita que le produjo una infección en su brazo derecho y lo bajó de la gira. Gary Holt guitarrista de Exodus tomó su lugar, ya que cuenta con una muñeca prodigiosa para adaptarse a los exigentes e híper veloces riffs, logrando un muy buen trabajo y sorteando la dificultad.

Luces rojas iluminaban el Luna Park creando una atmósfera acorde a los salvajes “World Painted Blood” y “Hate Worlwide” de su última placa. Kerry King aterra con sus cadenas, su barba y sus tatuajes, pero más lo hace desde su guitarra junto a Dave Lombardo tocando en su batería fills a la velocidad de la luz. Tom Araya, que por estos días está cumpliendo 50 años, permanece estático sin hacer su característico headbanging, por una reciente operación en la espalda. Pero grita y toca el bajo revalidando el mote de ser uno de los grandes del thrash, junto a Metallica, Megadeth y Anthrax.

Ellos no necesitan escenarios de 360º, ni pirotecnia, ni ganar un Grammy -aunque lo hicieron en 2009- para pasar a todos por arriba: su potencia, su intensidad y su velocidad hacen el trabajo. Si no, basta mirar el estado demencial que alcanza el pueblo metalero después del grito “Waaarrr Ensembleeeee!” del clásico de Seasons in the Abyss.

“Stain of Mind” y “Disciple” reflejan esa mezcla de hardcore con punk con estribillos como “Dios nos odia a todos” (a pesar de su confeso cristianismo). Araya también se tomó un tiempo para la ironía, al introducir “Dead Skin Mask” como una canción de amor, cuando habla de la muerte. Por suerte la interpretaron en vivo es sin la voz de la nena que aparece en el versión de estudio, la cual es bastante macabra.

“Esta canción quiero dedicarla a aquellos que se mueren en busca de la libertad” predicaba Araya antes de “Mandatory Suicide” con Kerry King tocando esos solos histriónicos, vertiginosos, casi sin melodía, con sello propio de Slayer.

“Chemical Warfare” del diabólico EP Haunting the Chapel fue una bomba atómica antes de que los californianos encaren un repaso por la trilogía perfecta, que representan “Seasons in the Abyss”, “Raining Blood” y “South of heaven” que también le dan nombre a esos tres discos que no pueden faltar en ninguna discografía de los fanáticos del thrash.

Para terminar con la demolición llegaron “Black Magic” y “Angel of death” con su polémica frase (Auschwitz, el significado del dolor, la forma en que quiero que te mueras) con la que algunos tildaron a Slayer de nazis. El resultado fue pit gigante, un torbellino de gente, entre los que varios terminaron con algún corte, pero todo quedó dentro de los códigos del heavy metal. En el cierre Araya, cuando vio que le tiraron un juego de llaves, terminó diciendo: “La llaves de su ciudad, gracias” parafraseando, entre risas, la distinción que le dieron la semana pasada en Viña del Mar, cuando tocó en su país natal.

Slayer retornó a la Argentina, justificando por qué es la banda más pesada de la historia, y si todavía quedan dudas, vean el DVD “The Big 4” en vivo en Sofía, Bulgaria.

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