Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Pier

Siguen Latiendo...

Cronista: Gentileza: Gaby Salomone | Fotos: Beto Landoni

29 de Julio, 2005

Siguen Latiendo...

Pier hizo el honor y fue la banda encargada de reabrir las puertas de El Teatro. Los hermanos Cerezo dejaron correr la adrenalina a sala llena y van por más en una segunda puesta.

“Pido disculpas fue algo que no pudimos manejar”, se escuchó desde el escenario, la voz inconfundible de Ramiro (el cantante) confirmó lo que minutos antes del show todos comentaban en la entrada. A último momento la Municipalidad decidió reducir a la mitad la capacidad de la sala, estipulada (por las mismas autoridades) en 1800 personas. Todo indicaba que quedaría gente afuera y así fue, pese a que al parecer finalmente dejaron entrar a más de 900, dudo que el lugar alcanzara el doble permitido. Evidentemente las autoridades subestimaron la convocatoria de los hermanos Cerezo, que debieron agregar una función para este jueves.

Salvando la decisión Municipal con olorcito a paranoia más preelectoral que postcromañón, y tras el obligado pedido de disculpas, Pier arremetió puntual (9.35) con “El paraguas malvado de Porota" y como ya es costumbre en los shows de los Cerezo, la muchachada hizo gala de su protagonismo: enardecida vibró sin solución de continuidad al ritmo de “De andar elegante” y “La gorra de carmelo” entre otros de los que conformaron un repertorio que abarcó desde la última placa hasta algunos de antaño.

La vedette de la noche fue la guitarra de Agustín Cerezo, que se lució en “Mr Partener” y “La ilusión” para marcar una vez más la diferencia en una banda, que sin buscarlo, parece desdoblarse en dos versiones. Una, la fuerza que generan cuando suenan en vivo, la otra, esa consecuente ambivalencia, donde mucho se pierde si se los escucha en CD, como el agarre con el público que ya se torna una extensión inevitable de su estilo.

Black Amaya en los parches fue el invitado de la noche para el homenaje a Pappo con “Ruta 66” y “El tren de las 16”, en este último Ramiro perdió el tono y con un gesto adusto a uno de sus hermanos puso en evidencia que quizás lo tendrían que haber ensayado un poco más.

Para el emblemático “Sacrifício y Rock and Roll”, Ramiro no se contuvo y concretó lo que venía amagando desde el principio de la noche, ya que la devoción del público con el cantante es recíproca se concretó cuando se bajó del escenario para saludar y saltar con la gente (detrás de las vallas, había que volver). Está claro, Pier disfruta a la par del público generando una simbiosis donde el todo es más que la suma de sus partes.

Sucede que el estilo propio, más bien la identidad a veces es una gata en celo que se relame esquiva a muchas bandas. Pero Pier sin dudas la prueba, aunque muchos se empecinen en castrarla con argumentos, que al fin y al cabo, el tiempo derriba a fuerza de “Sacrificio y Rock and Roll”. Los hermanos Cerezo se diferencian más por sus distinciones que por sus parecidos con otras bandas. Y el que esté libre de influencias que toque el primer acorde.

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