Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Rammstein

Alemanes piromaníacos

Cronista: Fernando Canales | Fotos: Gentileza: Leandro Ciaffone

27 de Noviembre, 2010

Alemanes piromaníacos

La banda de metal industrial vino a presentar su nuevo trabajo “Liebe ist für alle da” (el amor está ahí para todos) con un show marcado por la cantidad de pirotecnia disparada.

Por primera vez en mucho tiempo, Avellaneda no estaba tenida ni de rojo, ni de celeste y blanco. El color preponderante era el negro, tono característico de las hordas metaleras que se acercaron a la cancha de Racing para ver a estos teutones, acusados de neonazis (algo que tratan continuamente de desterrar) y que no le hacen asco a la hora de tocar temas tabúes como el sadomasoquismo, respaldados por su desenfrenado estilo.

A las 22, los 35.000 presentes se sorprendieron con la explosión que provocó tanto la caída del telón como de la bandera alemana que escondía a Rammstein ya alineado para  demoler a todos con “Rammlied”. Till Lindemann, el musculoso líder de los alemanes, recibía a todos con los brazos abiertos, como buen maestro de ceremonia que es, mientras que Richard Zven Kruspe ya hacía sonar el terrorífico riff de “Bückstabü”.

Lindemann tenía calzada en el hombro su bazuca, listo para detonar un arsenal entero de fuegos artificiales, cuando un encargado del show no lo dejó apretar el gatillo. ¿El problema? Una parte del vallado cedió, hubo algunos desmayos y todo terminó en un parate de 15 minutos, mientras se arreglaba la estructura y se ayudaba a la gente. Ya con la situación resuelta, que por suerte no pasó a mayores, Lindemann se pudo dar el gusto de llenar el escenario de fuego en “Waidmanns Heil”.

Rammstein no te da respiro, tanto por su sonido brutal como por la parrilla de luces, que generan un combo que te invade, te conquista el cerebro y después lo inmola. En el tema “Weisses Fleisch” comenzaría el martirio del bueno del tecladista Christian "Flake" Lorenz, donde primero fue sometido por Lindemann, y luego sería metido en una olla esquivando llamaradas, estaría literalmente prendido fuego o soportando un traje con varias cargas explosivas.

Los alemanes manejan perfectamente su fórmula del éxito, con versos tranquilos monopolizados por los sintetizadores (con gran influencia de Depeche Mode) y con estribillos que te machacan la cabeza, como con “Feuer Frei” de la banda sonora de xXx de Vin Diesel.

“Frühling In Paris” mostró el lado sensible de Rammstein (si es que existe) en esta balada mid-tempo con intro acústica que fue como un oasis entre tanta distorsión. Con “Benzin” -gasolina- la banda siguió incendiando el escenario con pirotecnia, máscaras lanzallamas que muestran el despliegue gigante de producción (aunque faltaron pantallas para ver mejor) y su clara adoración por el fuego.

El clásico “Du hast” convirtió el Cilindro en un volcán con el lanzamiento de dos misiles del escenario hacia las torres de control, que contraatacaron con dos proyectiles hacia un escenario que explotó en llamas (está claro que Rammstein adelantó los festejos de fin de año y no escatima en presupuestos).

El final fue tomando forma con “Pussy”, con  todos los integrantes con dispositivos en  sus miembros arrojando… sí, fuego; y un cierre a puro “romanticismo” con “Ich Will” y la mexicana “Te quiero puta”, donde la gente gritó como nunca  el estribillo de esta poco convencional declaración de amor.

Rammstein mostró toda la fuerza de su metal industrial en Avellaneda, con un show impecable y con una pirotecnia pocas veces vista en un show en Sudamérica, que se ubica como claro competidor de Kiss.

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