Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Pepsi Music

Huele a espíritu adolescente

Cronista: Sergio Visciglia | Fotos: Anabella Reggiani

22 de Octubre, 2010

Huele a espíritu adolescente

Green Day cerró la noche del viernes del Pepsi Music con un grandioso show de tres horas, repleto de buenos condimentos y de una energía inacabable.

Promediando el show de Green Day comienza a sonar “Longview” y la consigna es invitar a los fans a subirse al escenario. La chica empieza a cantar y lo hace muy mal aunque se sabe la letra de memoria. El muchacho rubio, en cambio, es todo un showman, y cuando Billie Joe Armstrong le baja los pantalones, él redobla la apuesta y se pone completamente en bolas. La chica ya se había ido, pero Billie pide que vuelva y le regala su guitarra para la envidia de todos. Sin dudas estos dos muchachos fueron los grandes ganadores de la noche, pero las 35 mil personas que concurrieron también salieron victoriosas y agradecidas por el tremendo show que ofrecieron los californianos en el marco de la octava fecha del Pepsi Music 2010.

Casi dos horas antes había comenzado el show, con el audio de la intro de “21st Century Breakdown”, su último disco, y cuando arrancó el tema homónimo, la fría noche del viernes se transformó instantáneamente en un hervidero. Todo se sucedía en un constante ritmo frenético, y Billie Joe invitaba a un muchacho a hacer mosh y a un nene a que cuente cuando sea más grande que estuvo en el escenario de Green Day. Al terminar “Holiday”, la energía tan rápidamente emanada en la Costanera Sur nos hacía creer que ya había pasado casi todo el show, pero recién habían sonado cinco canciones, al ritmo de un frenético cantante que toda la noche arengó y elogió al público argentino, para demostrar que si bien siempre suele ser bastante tribunero, la respuesta de la gente lo hizo realmente emocionar.

Las canciones de American Idiot (2004) tomaron protagonismo, destacándose “Give me novacaine”, hasta que el logo de fondo se puso verde y negro, cambiaron las guitarras y llegó la furia adolescente de los primeros discos de la banda: uno tras otro, al re palazo y sin parar, sonaron viejos temas de Dookie (1994) como “Burnout” y “Coming clean”, “Stuck whit me” y “Geek stink breath” de Imsomniac (1995), o las reliquias “Going to Pasalaqua” y “2000 light years away”.

Entre medio de petardos que sonaban desde el escenario, Mike Dirnt en el bajo y Tré Cool en la batería funcionaban como un relojito punky, pero sin dudas que el protagonismo recae constantemente en el cantante. Él se encarga de que el público esté atento todo el tiempo y no deje de divertirse ni un instante. Ya sea cantando, tocando la guitarra, invitando a gente a subir al escenario, disparando con una pistola de agua, gritando o felicitando a los espectadores, la consigna es muy clara: hay que divertirse, y para eso nada mejor que ser él mismo el primero en pasarla de maravillas arriba de las tablas.

El hitazo “When I come around” antecedió al súper combo de mini covers de clásicos de Sabbath, Zeppelin, Guns N´ Roses, AC/DC y Ramones. Pero los hits también tienen marca propia, y así “Basket Case” y “She” levantaron polvareda e hicieron exaltar a todos los presentes. Más tarde, el tecladista y saxofonista Jason Freese se disfrazó de un Elvis muy bizarro (al mejor estilo Kapanga) y todos los integrantes tuvieron su momento, para que luego sonaran más covers o la música de Benny Hill, la cual hizo enloquecer a los músicos que mientras tanto corrían por todo el escenario.

Nadie se fue cuando terminó “Minority”, y en los bises llegaron “American Idiot” y la joya “Jesus of Suburbia”, larguísima canción que cuenta con cinco partes bien diferentes entre sí. Para el cierre, Billie Joe peló la acústica y regaló los temazos “Whatsername”, “Wake me up when September ends” y el mágico e invencible “Good Riddance (Time of your life)” que coronó más de tres horas incansablemente divertidas.

Los adolescentes de hoy y los de ayer que disfrutaron este magnífico show, seguramente nunca se olvidarán de esta gran noche, donde el grupo punk regaló un combo que no puede fallar: buena música, buenas (y muchas) canciones, diversión infinita y una energía recíproca que no se quería terminar. Los muchachotes de California parece que también la pasaron bien, y en su twitter publicaron que fue el mejor show de su historia. Vamos a creerle, y si no pregúntenle a los miles de fans que vibraron en la noche del viernes.

Aunque no haya parecido así, esto era un festival, y antes tocaron varias bandas de la escena nacional, como Cadena Perpetua y Massacre, quienes no logaron contagiar con shows por momentos monótonos. Distinto fue el set de Bulldog un par de horas antes, repleto de buenas vibras y grandes temas como “Mi amor, mi sol, mi perdición” o “Fatal destino”, que captaron la atención de los presentes y obviamente del grupo fiel que los seguía bien cerca del escenario dos.

Para cerrar, dos datos curiosos: Infierno 18 terminó su performance inexplicablemente antes de las 16, horario en que estaba anunciado el comienzo del festival; y por otro lado, a algunos periodistas acreditados (como quien escribe) se les negó el acceso a la carpa llamada casualmente “de prensa”.  Paradojas que nunca faltan en el festival de la gaseosa.

Green Day acaparó toda la atención en una nueva fecha de un festival cada vez más extraño, en el que al parecer las bandas nacionales tienen que pertenecer a la productora organizadora para poder tocar.

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