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Las Mil de Zafiro

Una mano invisible

Cronista: Gentileza prensa | Fotos: Beto Landoni

22 de Octubre, 2010

Una mano invisible

Tío Phil: Ahora que no tocás más la bata, te escribo para recomendarte una banda de tu palo. Aprovechando la salida inminente de su próximo disco, Las mil de Zafiro se presentó en el Teatro Cendas y adelantó temas de su próximo disco, 1270.

El viernes por la noche, mientras sesenta mil personas asistieron a ver el regreso de los yanotanpunk Green Day a la Argentina, Las Mil de Zafiro congregó a un grupo selecto de personas en el Teatro Cendas para adelantarles canciones de su próximo y progresivo material,  1270. (Cualquier semejanza con Rush y su 2112 es pura coincidencia)

Si hay algo que destacar de la hora y cuarenta de show que brindó la banda, es que  sobre el escenario privaron los grandes intérpretes y el sonido impecable, algo que no todos los escenarios del under pueden darse el lujo de tener. Esto es en gran parte gracias al acogedor auditorio del teatro, y por otro lado, a la cantidad diversificada de equipamiento del grupo, algo que tampoco suele abundar.

A las 22:53 su cantante, Ariel Martín Rolando, salió a las tablas lookeado con camisa blanca y corbata, y dio comienzo con la etapa más popera del show. “Cambio de suerte” marcó el inicio y fue seguida de un loop de un bebé llorando, dándole inicio a “S.A.N.T.I”.

“Saben que ser músico a pulmón, sin ayuda de ninguna productora, es muy complicado pero gracias a Dios podemos hacerlo”, dijo el cantante antes de hacer “Subte”, una canción con un formato muy a lo Satriani, pero con letra, claro está.

La sección rítmica de la banda está formada por el bajista Leandro Diaz Lasserre y la última incorporación, Marcelo Carella, en batería y percusión. Leonardo D’Atri se ocupa de tres de los cuatro teclados que había arriba del escenario mientras que Hugo Basualdo se encarga de las guitarras y la programación electrónica de samplers.

Cuando llegó el momento de “Llanto y consuelo”, la banda comenzó a desplegar sus capacidades técnicas y su influencia progresiva en un interludio con matices que rozaron el tango, pero sin dejar ese estilo de hacer canciones que posee la banda. “Al final de las cosas” abrió la ventana del recuerdo para el auditorio y trajo a la memoria el primer disco de la banda oriunda de Boedo, 1000 Sentidos (2007).

“Ésta es una canción de una banda a la que le dijeron que eran horribles…y miren terminaron siendo una de las bandas más importantes de Argentina”, dijo el frontman antes de hacer una impecable versión de “Eiti Leda”, en la que Hugo Basualdo sacó a relucir su hermosa voz. Claramente hablaban de Seru Girán y la canción de su disco homónimo.

Una mención aparte merece el ya nombrado Hugo Basualdo, quien se encargó de teñir los temas con grandes guitarras y hacer emocionar a la audiencia con notables solos. La banda está claramente influenciada por esa familia que fundó el rock progresivo, Yes y Rush, para los temas más duros, pero cuando llega el momento de hacer lindas canciones pop se nota que Genesis y Phil Collins son de gran importancia para los integrantes de la banda.

Para terminar el show, la banda hizo dos de las canciones más progresivas y extrañas de la noche, las dos partes de “Antes de ser transformado”, cerrando una velada agradable y poco común en el under porteño.
 
TXT: Francisco Anselmi

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