San Nicolas Rock
Dia 2 - Al ritmo de Pity
Cronista: Gentileza: Gaston Magallanes | Fotos:
Beto Landoni
23 de Julio, 2005
A las nubes de tormenta del Sábado le siguió un Domingo a pleno sol. San Nicolás se preparó desde temprano para recibir a los visitantes. Ya sea por el recital o por la Virgen. La gente iba de un lado a otro. Mientras, en el Estadio Cubierto del Club
Frente a una presencia de público mayor a la el día anterior, nos encontramos con Perro ´e Sulky. Comandados por Orlando “El Oso” Palacios, uno de los organizadores, lo dejaron todo. No faltó percusión, acordeón y hasta un hubo un chelo en escena para matizar el ambiente con ritmo de folcklore remixado. De esa manera, los primeros en llegar se encontraron con una banda que mezclaba muy bien las chacareras y los sonidos latinos hasta alcanzar un rock bien podrido. Teniendo en cuenta que siempre a los que abren les toca levantar una roca, estos músicos de 9 de Julio pasaron el examen con creces.
Luego fue el turno de Tristemente Célebres. Y como anunció el presentador, “esta es la banda de Eduardo de la Puente, más conocido por sus trabajos en CQC y en Cuál Es? Con Mario Pergolini”. El quinteto salió con varios temas furiosos como Piedras al Tren, El Monstruo de 2 Cabezas o el que pinta para clásico “Un ticket por el aire”. La sutil experiencia de Germán Wintter en el bajo le dio la precisión de poder sonar y darse a conocer en un lugar que tal vez nunca los hubiese visto.
En tanto, mientras la gente que continuaba ingresando dudaba entre ver a algunos de los grupos o disfrutar del sol espléndido que caía sobre el impecable predio del club (digno de un picnic en primavera), Cadena Perpetua desarrollaba su set. El trío conformado por Hernán Valente, Eduardo Graziadei y Damián Biscontti tocaron la mayor parte de los temas de su última producción Malas Costumbres. Con el sonido punk bien característico no defraudaron a los que los fueron a ver y armaron el primer pogo de la fecha.
Los cuartos en presentarse fueron Los Tipitos. Tal vez los que peor la pasaron con el sonido en una sesión que estuvo plagada de acoples. Y el fastidio quedó demostrado cuando Raúl, cansado, pidió irónicamente “un poco menos de acoples”. De todos modos, el público parecía no hacer caso al incidente, ya que dieron rienda suelta a la algarabía a través de los hits del cuarteto.
Una de las sorpresas fue la interpretación de El Coche de No, de la ex banda española Def Con Dos. Una versión que fue un híbrido a fuerza de un riff bien denso.
Mientras el lugar se iba llenando cada vez más, los Bull Dog fueron los encargados de ponerle un matiz más duro a la noche. La banda integrada por Mantu (voz y guitarra), Willy (guitarra), Rata (bajo) y Bebe (batería) le puso toda la fuerza a sus rockandrolles potentes. Los temas comandados por la stratocaster de Willy no eran para desperdiciar.
El público que se hizo presente los dos días acompañó con todo su aliento a bandas tan disímiles cómo Kapanga oAlmafuerte. De lugares aledaños llegaron. San Pedro, Rosario, Pergamino, entre otros, fueron los que ayudaron a que esto sea posible. La comunión entre variedad de estilos hace que la escena musical crezca.
El recinto estaba colmado para cuando llegó el turno de Kananga. Qué decir de la banda del Mono. Si parece que no para de crecer nunca. A través de los inoxidables hits Kapangeros el estadio se estremeció. Arrancaron con Desesperado de ¡Esta!, su último CD. Y, luego, se fueron a comer Un asado en Abbey Road para interpretar Demasiado. El primer grito de guerra llegó después de Ramón. El poder de Kapanga se hizo presente tres veces en el set. Interpretaron alrededor de 12 temas. Mientras el Mono saltaba y corría de un lado a otro. Los de Quilmes dieron una fiesta completa. No faltó nada de nada.
Después de los Quilmeños, poco a poco, los de seguridad fueron dejando sus puestos entre el escenario y las vallas de contención. ¿El motivo? El pago inconcluso de su trabajo por las dos fechas. Luego un poco de nerviosismo por parte de los organizadores y varios llamados telefónicos los de Control volvieron a sus puestos promediando el concierto del Almafuerte.
Y la banda de Ricardo Iorio brindó un show impecable. Cómo nos tienen acostumbrados Almafuerte sonó como un relojito. A pura potencia Bin Valencia marcaba el ritmo. El Tano Marciello digitando las 6 cuerdas cómo un maestro. El Visitante fue el primer eslabón. La sucesión de temas siguió con clásicos de Hermética y de V8, para también tocar muchos temas de su última placa. Muy Cansado Estoy, Olvídalo y Volverá por Más o Ruta 76 dibujaron una postal del sentimiento metalero para muchos jóvenes. Tampoco faltó la mención al Norberto “Pappo” Napolitano, cuando le dedicaron Del Más Allá (“yo tengo amigos en el más allá esperándome”, pregona el cantante). Con un sonido sutil y preciso; y con un Iorio no tan combativo cómo otras veces (Sólo le bajó línea a Serrat) cerraron su presentación de 16 temas con Tu eres su Seguridad.
Luego de la impaciencia habitual pero justificada salió Intoxicados a matizar el estadio con Una Vela. La noche musical llegaba a su fin y, tal vez, por ser domingo después de Kapanga poco menos de la mitad de la gente se retiró. Pero la fiesta siguió con un Pity que pararecía que se iba a comer el mundo interpretando algunos clásicos en la primera mitad. Para luego dar paso a una incontable serie de temas con evocaciones a los viejos solos de Pink Floyd. Los chicos ya no saltaban o vivaban cómo al principio, pero que le hace una mancha más al tigre.
San Nicolás Rock 2005 no quedará en la historia memorable de los festivales en el interior del país. Pero si dejó en claro que se pueden seguir armando cosas de este tipo sin ningún problema. La convivencia en paz y armonía da la pauta para seguir siempre apostando por el Rock & Roll.
Luego fue el turno de Tristemente Célebres. Y como anunció el presentador, “esta es la banda de Eduardo de la Puente, más conocido por sus trabajos en CQC y en Cuál Es? Con Mario Pergolini”. El quinteto salió con varios temas furiosos como Piedras al Tren, El Monstruo de 2 Cabezas o el que pinta para clásico “Un ticket por el aire”. La sutil experiencia de Germán Wintter en el bajo le dio la precisión de poder sonar y darse a conocer en un lugar que tal vez nunca los hubiese visto.
En tanto, mientras la gente que continuaba ingresando dudaba entre ver a algunos de los grupos o disfrutar del sol espléndido que caía sobre el impecable predio del club (digno de un picnic en primavera), Cadena Perpetua desarrollaba su set. El trío conformado por Hernán Valente, Eduardo Graziadei y Damián Biscontti tocaron la mayor parte de los temas de su última producción Malas Costumbres. Con el sonido punk bien característico no defraudaron a los que los fueron a ver y armaron el primer pogo de la fecha.
Los cuartos en presentarse fueron Los Tipitos. Tal vez los que peor la pasaron con el sonido en una sesión que estuvo plagada de acoples. Y el fastidio quedó demostrado cuando Raúl, cansado, pidió irónicamente “un poco menos de acoples”. De todos modos, el público parecía no hacer caso al incidente, ya que dieron rienda suelta a la algarabía a través de los hits del cuarteto.
Una de las sorpresas fue la interpretación de El Coche de No, de la ex banda española Def Con Dos. Una versión que fue un híbrido a fuerza de un riff bien denso.
Mientras el lugar se iba llenando cada vez más, los Bull Dog fueron los encargados de ponerle un matiz más duro a la noche. La banda integrada por Mantu (voz y guitarra), Willy (guitarra), Rata (bajo) y Bebe (batería) le puso toda la fuerza a sus rockandrolles potentes. Los temas comandados por la stratocaster de Willy no eran para desperdiciar.
El público que se hizo presente los dos días acompañó con todo su aliento a bandas tan disímiles cómo Kapanga oAlmafuerte. De lugares aledaños llegaron. San Pedro, Rosario, Pergamino, entre otros, fueron los que ayudaron a que esto sea posible. La comunión entre variedad de estilos hace que la escena musical crezca.
El recinto estaba colmado para cuando llegó el turno de Kananga. Qué decir de la banda del Mono. Si parece que no para de crecer nunca. A través de los inoxidables hits Kapangeros el estadio se estremeció. Arrancaron con Desesperado de ¡Esta!, su último CD. Y, luego, se fueron a comer Un asado en Abbey Road para interpretar Demasiado. El primer grito de guerra llegó después de Ramón. El poder de Kapanga se hizo presente tres veces en el set. Interpretaron alrededor de 12 temas. Mientras el Mono saltaba y corría de un lado a otro. Los de Quilmes dieron una fiesta completa. No faltó nada de nada.
Después de los Quilmeños, poco a poco, los de seguridad fueron dejando sus puestos entre el escenario y las vallas de contención. ¿El motivo? El pago inconcluso de su trabajo por las dos fechas. Luego un poco de nerviosismo por parte de los organizadores y varios llamados telefónicos los de Control volvieron a sus puestos promediando el concierto del Almafuerte.
Y la banda de Ricardo Iorio brindó un show impecable. Cómo nos tienen acostumbrados Almafuerte sonó como un relojito. A pura potencia Bin Valencia marcaba el ritmo. El Tano Marciello digitando las 6 cuerdas cómo un maestro. El Visitante fue el primer eslabón. La sucesión de temas siguió con clásicos de Hermética y de V8, para también tocar muchos temas de su última placa. Muy Cansado Estoy, Olvídalo y Volverá por Más o Ruta 76 dibujaron una postal del sentimiento metalero para muchos jóvenes. Tampoco faltó la mención al Norberto “Pappo” Napolitano, cuando le dedicaron Del Más Allá (“yo tengo amigos en el más allá esperándome”, pregona el cantante). Con un sonido sutil y preciso; y con un Iorio no tan combativo cómo otras veces (Sólo le bajó línea a Serrat) cerraron su presentación de 16 temas con Tu eres su Seguridad.
Luego de la impaciencia habitual pero justificada salió Intoxicados a matizar el estadio con Una Vela. La noche musical llegaba a su fin y, tal vez, por ser domingo después de Kapanga poco menos de la mitad de la gente se retiró. Pero la fiesta siguió con un Pity que pararecía que se iba a comer el mundo interpretando algunos clásicos en la primera mitad. Para luego dar paso a una incontable serie de temas con evocaciones a los viejos solos de Pink Floyd. Los chicos ya no saltaban o vivaban cómo al principio, pero que le hace una mancha más al tigre.
San Nicolás Rock 2005 no quedará en la historia memorable de los festivales en el interior del país. Pero si dejó en claro que se pueden seguir armando cosas de este tipo sin ningún problema. La convivencia en paz y armonía da la pauta para seguir siempre apostando por el Rock & Roll.
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