Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Andres Calamaro

Ritual de lo habitual

Cronista: Gentileza: Sebastián Barrera | Fotos: Beto Landoni

12 de Diciembre, 2009

Ritual de lo habitual

Andrés Calamaro no le tiene miedo a ningún escenario ni a entradas exorbitantes. Para demostrarlo cantó para treinta mil personas en el Club Ciudad de Buenos Aires.

Es raro ver a Calamaro llevar más gente que la que llevaba cuando sacaba sus mejores discos. Es raro o queremos verlo raro por no querer aceptar el peso que tienen los hits y los míticos retornos que se vienen dando en estos últimos años.

El sábado pasado Andrés Calamaro tocó para treinta mil personas y al quedarse corto agregó otra fecha el domingo en el Luna Park. Los 120 pesos de entrada general (sin incluir el service charge) o los 400 pesos (!!!) del VIP no detuvieron la convocatoria de un músico que volvió de las sombras españolas para redescubrirse en esta década que parecía dejarlo afuera.

Las apariciones de Fito Páez ("Crímenes perfectos" y "Canal 69" de Los Rodríguez), Vicentico ("Tuyo siempre") y Adrián Dárgelos ("Los aviones") le dieron el toque de nostalgia que pedía a gritos la noche: ver a Páez y a Calamaro abrazarse de verdad reflejaba la situación del rock en general, donde viejas bandas retornan a viejas andanzas y se invitan y se quieren entre ellos en shows convocantes.

El comienzo con "Jumping Jack Flash" de los Rolling Stones sorprendió a todos los que esperaban "El Salmón", que vino después y despertó a todos los que querían las canciones de una persona que supo ganarse la atención de distintos públicos gracias a la remezcla de géneros que se pueden encontrar en sus discos, con el clásico pop cancionero, reggae, tango, rock o chacareras.

A medida que iban pasando las canciones, Calamaro se iba dando el gusto de intercalar viejos clásicos como "Walk on the wild side" de Lou Reed, o "Walk of life" de Dire Straits, "Pica mi caballo" de Miguel Abuelo, "Stairway to Heaven" de Led Zeppelín, y hasta "No woman no cry" de Marley.

Los dichos tuvieron el paréntesis que Calamaro pedía a gritos. Entre tema y tema daba titulares que la prensa siempre ama tener: “Pena de muerte a los asesinos de la ESMA”, o “No hace falta que venga Manu Chao para decirnos cómo está el país”. Frases que la gente devolvió con el clásico el que no salta es militar y la historia de siempre. Después vino "Alta suciedad" y los mismos saltaban y gritaban “Basura de la alta suciedad”. Hasta los que pagaron cuatrocientos pesos. Y sí, ya estaban ahí, jugadísimos.

Calamaro repasó todas las épocas, con canciones como "Mil horas" o "Por mirarte", dos que no acostumbra tocar en sus shows, o "Salud (dinero y amor)" y "La mirada del adiós", de Los Rodríguez. "Flaca" fue coreada por todos y "Paloma" dejó a todos (todas bah) satisfechas luego de dos horas de un show que comenzó con un sonido bajísimo pero que fue arreglándose hacia el quinto tema.

Calamaro despidió el año con temas seguros y efectivos, de los que a la gente les gusta escuchar y escuchar y escuchar para luego gastarse unos buenos ciento veinte pesos y ver dos horas de historia resumida por un cantante que supo llegar hasta donde está, pese a no sacar sus mejores obras, pero que defiende sus clásicos y los utiliza de perfecta carnada para que treinta mil personas disfruten de verlo.

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