Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Virus

Clásicos inoxidables

Cronista: Gentileza: Lautaro Guido Pavía | Fotos: Beto Landoni

20 de Noviembre, 2009

Clásicos inoxidables

En La Trastienda, que mostró un lleno absoluto, Virus despidió el año 2009 con un recital en el cuál lo más destacado fue la unión y contundencia que mostró la banda sobre el escenario. Miguel Zavaleta y Cachorro López fueron los célebres invitados de la noche.

Lo más común en los recitales es que se comience lo más arriba posible con un tema bien rockero para efectuar un golpe de emoción en el público y que comprueben la potencia de la banda ya desde el principio. Pero el caso de Virus fue muy distinto, ya que comenzaron aproximadamente a las 21:15 con un clima lento y ameno para inmediatamente arremeter con “Tomo lo que encuentro”, primer clásico de la noche, de Locura, el quinto disco de estudio editado en 1985. Del mismo álbum continuaron con “Destino circular” dónde ya se empezó a destacar el segundo de los hermanos Moura, Julio, quien con su característica guitarra roja marcaba claramente su estilo en los solos.

La gente empezó a acompañar desde un principio con sus palmas en los coros de “Me puedo programar”, en dónde ya se podía notar con mucha nitidez la calidad de los teclados de Fernando Monteleone, una constante a lo largo del concierto. Bromeando por no recordar de qué disco forma parte, Marcelo Moura introdujo “un tema muy bello” llamado “La cruz del sur” que se encuentra en su último disco Caja Negra (2006).

Los efectos y sonidos que reproducía el tecladista anunciaban “Sin disfraz”, ese enorme tema dónde se habla claramente de una atracción homosexual, como para seguir repasando uno de los mejores discos de ésta banda clave de la década de los 80’, Locura. A continuación llegó el turno de un tema sólo incluido como inédito en la recopilación doble Obras cumbres del 2000 y en un EP del 2001, “Danza de bengalas” en el cual se pudo apreciar la claridad de la guitarra acústica de Daniel Sbarra que iba a ser una de las constantes en el show.

Más tarde, Marcelo se retiró del escenario para dejar al frente de la banda a su hermano Julio, quién entonó “Dame una señal” de Relax (1984). Allí quedó claro que una parte importante de la actual formación de Virus es el tecladista, ya que por ejemplo, como en esta canción, su apoyo con los colchones de teclados resulta una constante. Por otra parte, la escenografía estaba compuesta por recuadros plateados sobe un fondo negro, en dónde también se encontraban espejos pequeños.

“Saltó la térmica. Somos así, hacemos saltar la térmica, y todo…” sostenía Sbarra bromeando casi en la mitad del espectáculo. Los fieles seguidores de Virus se estaban por asombrar con el primer invitado de la noche, Miguel Zavaleta, cantante de Suéter y contemporáneo en la época dorada de Virus. Con una campera y jean de cuero, ambos negros, se encargó de poner su voz en uno de esos clásicos imperecederos como lo es “Imágenes paganas”. Cuando la guitarra acústica de Sbarra empezó a largar los primeros acordes, ya todo el mundo sabía de qué tema se trataba.

El ritmo pegadizo que resulta del riff veloz de la guitarra de Julio y de los firmes teclados de Monteleone es el que corresponde al tema que abre Superficies de placer (1987), el inconfundible “Mirada speed”. El piano característico con el que comienza ese temón que es “Pronta entrega” no hace más que confirmar la importancia que Locura tiene para Virus.

Mas allá de las variantes que se producen en la formación de Virus, algo que se mantiene intacto es el respeto y la fidelidad con que se interpretan todos los temas de este grupo, para lo cual, Sbarra, los Moura y Monteleone son absolutamente indispensables. El primer disco en estudio de 1981 Wadu wadu también fue visitado con una gran naturalidad de la mano de “Soy moderno, no fumo”. Uno de los solos más rockeros del primer guitarrista, Julio Moura fue la banda de sonido para que su hermano Marcelo prendiera un cigarrillo y se lo pasase a un fanático que estaba pegado al escenario.

Desde el mencionado tema, sonaron tres canciones en una especie de medley que no dio respiro a los fanáticos. Los mismos fueron “El probador”, “Desesperado secuencia uno” y “En mi garage”. Es importante destacar que en todo momento la banda sonó muy firme y segura de sí misma, por lo que no presentó ninguna flaqueza a lo largo del show. Por ese motivo, cada recital de Virus es una sorpresa tras otra, ya que uno puede esperar cualquier tema, por la amplia disponibilidad técnica del grupo.

“Vamos a invitar a alguien que grabó muchos temas en nuestros discos, alguien que profundamente quiero y tengo un respeto, pero enorme, musicalmente”, con esas sentidas palabras anunciaron al segundo invitado de la noche, el ex - bajista de Los Abuelos de la Nada, Cachorro López. El tema elegido fue el que le dio titulo al disco Superficies de placer de 1987. La verdad que resulta un placer que se le de tanta importancia a la guitarra acústica como lo hace Sbarra, ya que dicho tema no sería el mismo con una eléctrica haciendo la parte rítmica. Obviamente que el bajo de Cachorro estaba muy al frente; y también sorprendió la intacta estampa que conserva, ya que se lo encontró excelentemente bien.

Todos los arreglos originales fueron respetados a rajatabla como por ejemplo, el solo de teclado característico de “Superficies de placer”, lo cual fue alabado por el mismo Marcelo Moura, quién agregó “vamos a hacer otro tema con Cachorro, porque ya que vino hasta acá…lo vamos a aprovechar...” para darle introducción a “Amor descartable”. Algo que fue verdaderamente notable fueron las dos violas eléctricas bien distorsionadas para arremeter con el estribillo archiconocido, razón por la que quizá como no pasó en ninguno de los temas anteriores, la gente se empezó a agolpar al frente del escenario para saltar a toda euforia, más allá que en lo que vendría a ser el campo de La Trastienda siempre hubo mesas y sillas para sentarse. Eso no importó, desde ese momento se volvió como un mini-campo, ya que mucha gente se agolpó para estar bien cerca de la banda al momento de cantar “Tengo que ordenar esta confusión, quiero estar libre para un nuevo amor”.

“Bueno muchísimas gracias, un placer, un placer los invitados, el año que viene, a principios, cumplimos 30 años de edad, de estar tocando, ya tenemos planeadas cosas muy importantes, por ejemplo, un asado con morcilla, chorizo, riñones…no pijoteamos en nada, pero por el momento, lo que hay que hacer… ¡¡¡Hay que salir del agujero interior !!!” De esta forma Marcelo, con un atuendo amarillo y descalzo durante todo el recital dio comienzo a ese clásico de la banda antes de interpretar “Wadu wadu”, con ese riff bien distorsionado y duro. Luego de cinco minutos de descanso volvieron para los bises, y cerraron con “Una luna de miel en la mano” y “Carolina”.

Luego de una hora y cuarenta y cinco minutos de recital y de mas de veinte temas ininterrumpidos, Virus despidió el 2009 con un show que se caracterizó por ser un clásico atrás del otro. En algunos pasajes del concierto quedó claro que Marcelo Moura se esforzó por ponerle su toque y sello a las interpretaciones, resultando las mismas muy amenas. El año que viene, como se cumplen tres décadas de Virus, sería bueno planteárselo como un nuevo comienzo y empezar a encarar un nuevo disco en estudio, ya que el último data de 1998. Técnica y humanamente, esta versión de Virus tiene bastante como para sentarse y pensar en un nuevo álbum.

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