Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Mike Stern

¿Una chaqueta amarilla más?

Cronista: Fernando Canales | Fotos: Anabella Reggiani

07 de Octubre, 2009

¿Una chaqueta amarilla más?

El guitarrista Mike Stern junto al grupo The Yellow Jackets dieron un concierto brillante en el Gran Rex en la presentación de su disco Lifecycle.

Algunas personas creen en el destino, otras en la casualidad o la causalidad. Vaya a saber uno qué fue lo que hizo que en el Festival de Jazz de Montreal del año 2007 se cruzaran los Yellow Jackets y Mike Stern. Los primeros, un cuarteto que lleva ya 20 años a cuestas y van camino a convertirse en leyenda, al igual que el guitarrista Mike Stern, quien en su legado musical ya dejó marcado su sello en discos de pesos pesados del jazz como Miles Davis. De este encuentro en 2007 surgió como resultado casi nueve meses después (pura casualidad) el nacimiento del disco Lifecycle. El álbum obtuvo dos nominaciones al Grammy y cortó con una racha de 15 años sin que un guitarrista entrara al estudio a grabar con los Yellow Jackets, desde el alejamiento de su miembro fundador Robben Ford. Por eso esta conjunción de estrellas a priori generaba muchas expectativas.

A las 21.40, con un Rex sin completar aunque con estrellas locales como Luis Salinas, irrumpieron en el escenario los cinco músicos que tomaron sus instrumentos y como si fuera una prueba de sonido con público, se pusieron a afinar y a ajustar detalles. Todo listo y Marcus Baylor desató el groove en su batería para que Mike Stern en guitarra y Bob Mintzer en saxo, al unísono dieran vida a la melodía de “Statue of Liberty”. Stern, canoso y desgarbado, con su Telecaster la cual ya forma parte de su cuerpo, comenzaba a desatar con su virtuosismo la magia que sería la tónica de la noche.

Aceitados como si hubiesen tocado toda la vida juntos, uno a uno le fueron dando rienda suelta a la esencia del jazz: la improvisación. Primero Mintzer, con su inseparable gorra desafió a sus pulmones con su saxo, Stern continuó con su reconocido sonido marcado por el chorus, para que Russell Ferrante en teclados junto a Baylor (ya tocando con escobillas), crearan un microclima, donde Ferrante mostró una gran influencia de Thelonius Monk en su solo. El resultado del primer tema se tradujo en una zapada de 20 minutos.

Jimmy Haslip, el zurdo bajista, se adueñó del micrófono y después de vencer en la pelea al castellano, presentó a la banda y al siguiente tema “Aha” marcado por la rítmica más funk de Stern. Ya saliendo a la luz las canciones de Lifecycle, el quinteto interpretó “I wonder” donde después de hacerse desear durante dos temas, la gente pudo apreciar la improvisación de Haslip en su bajo de seis cuerdas, sobre la base rítmica de las palmas del mismo público.

A pesar de que hace poco tiempo que están de gira, la conexión que hay en la banda es evidente. Se divierten en el escenario y se puede ver como durante las ejecuciones, sus cuerpos están ahí en Corrientes 857, pero sus mentes están improvisando sobre un camino delimitado por varios acordes. Todo esto sin perder el hilo. Además, quedó a la vista como durante el espectáculo se fueron formando pequeñas sociedades como en el futbol, con Stern-Mintzer a la cabeza, Ferrante-Baylor detrás y con Haslip haciendo de director técnico uniendo todo con los interminables walkins en su bajo.

Bajando el tempo con el tema “Dreams Go”, Stern hizo una pequeña intro junto a Ferrante recordando por momentos a Pink Floyd para después deleitar a todos con esta sutil balada. “Even Song” y el ya clásico “Chromazone” de Stern, le daban un broche de oro al cierre, que se dio con “Revelation” un tema con métrica de blues, donde todos se lucieron resaltando a Baylor, que descolló con su batería para un final de lujo.

Con el show terminado después de 7 temas y 2 horas de música (esa es la magia del jazz) siguieron las respectivas ovaciones, pero las emociones no terminaron ahí. En la antesala del Rex y mientras se disipaba la gente, Mike Stern es escabulló, sacó una caja con sus últimos trabajos y al grito de “cidis, cidis” comenzó a venderlos, mientras firmaba autógrafos y se sacaba fotos. Esto deja un claro ejemplo de humildad y de auto-promoción a las bandas que viene de abajo, justo él que hace 20 años que toca, es mundialmente reconocido y no la necesita.

Mucha veces las constelaciones de músicos resultan caóticas y frías, por suerte para los amantes del jazz, la unión Stern-Yellow Jackets dio resultados. Por eso mucha gente anda deseando que Stern se tome las medidas…para poder hacerle una “Chaqueta amarilla”.

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