Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Bill Frisell

LOS MÚSICOS SOLO QUIEREN DIVERTIRSE

Cronista: Gentileza: Martin Fernandez Cruz | Fotos: Beto Landoni

23 de Abril, 2005

LOS MÚSICOS SOLO QUIEREN DIVERTIRSE

Bill Frisell se presento en la trastienda donde regalo estilo a lo largo de poco más de hora y media. Junto a Victor Krauss y Matt Chamberlain improviso algunos de los mejores temas de su último disco Unspeakable junto a otras canciones más significativa

Si no me equivoco fue el gran Charlie Parker quien alguna vez dijo “El jazz es el único genero musical en el cual los que estamos arriba del escenario nos divertimos mas que los que se encuentran abajo”, y durante los recitales que Bill Frisell ofreció el pasado fin de semana le rindió un sentido homenaje a la frase arriba citada.

Y al parecer el público quiso más, y por eso hubo una inesperada función extra del músico.

Frisell se vino acompañado por Víctor Krauss en el contrabajo y por la perfectísima (y que no exagero, esto fue así) batería de Matt Chamberlain.

Frisell es un músico extremo, no porque tenga una postura polémica, ni porque abiertamente desafié ideologías o modos de vida, sino porque simplemente hace un tipo de música que o te aburre hasta el hartazgo o te genera la euforia mas absoluta.

Es innegable que el músico se alejo de un jazz más canónico y quiso aportar ideas propias, que a mi parecer le dieron excelente resultados.

Con un Grammy bajo el brazo (el año pasado, por Unspeakable a mejor disco de jazz contemporáneo) Frisell sigue pensando en lo que a el le gusta y en lo que el quiere lograr con su música, y en ese sentido es una persona de una fidelidad total frente a un numero cada vez mayor de músicos demagogos.

Bill, y esto hay que decirlo, es una persona calida, sumamente tímida (en el espectáculo solo hablo 3 veces, 1 para presentar a los músicos y las otras 2 para agradecer al publico). Y esta calidez se le nota en muchas de sus canciones, donde si uno observo con detalle a Krauss y Chamberlain, parecían tan ensimismados con la música de Bill como los mismos espectadores.

El show en algún punto fue estrictamente esquemático (ojo!!! no confundamos con aburrido). Un esquema que se repitió fue el siguiente:

1_ Bill con su guitarra tocando diferentes temas de una, y con una,
serenidad cautivante.
2_ El contrabajo y la batería se le suman.
3_ Pasan de un tema tranquilo a otro de mayor movimiento,
haciendo menear las cabezas y las piernas de los allí presentes.
4_ Finalizan el tema y vuelven al punto 1.


Esta estructura funciono, y de maravillas. No había tiempo para aburrirse porque, como dije antes, un ritmo mas rápido te hacia vibrar. No había tiempo de vibrar, porque un tema más introspectivo te serenaba. Y esta idea refuerza la teoría de Bill como una persona extrema, donde hasta sus espectáculo van desde lo más bajo, hasta lo más alto, teniendo un conocimiento sobre los tiempos del público asombroso, donde todos los espectadores nos movíamos al son de Bill.

Por otro lado, tanto Chamberlain como Krauss sabían bien lo que hacían. Krauss viene acompañando a Frisell el suficiente tiempo como para entender bien las reglas del juego, y Chamberlain (que por algo posee un extenso currículo que incluye a Bowie, F. Apple o Tori Amos) jugó en la batería de una manera casi simbiótica junto a la guitarra de Frisell.

Al final, llego el country, que guarda una estrecha relación con la música de Frisell y que tuvo su máximo exponente en el disco Nashville, y con ese último tema se cerró una noche perfecta. Triste por momentos (donde repito, la calidez de la guitarra de Frissel es asombrosa), dinámica por momentos, pero siempre perfecta.

Solo queda esperar que el maestro vuelva por tercera vez a estos lares para, una vez más, ofrecer un espectáculo como el del fin de semana pasado, soberbio y divertido por donde se lo mire.
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