Bright Eyes
Folkerísimo S.A.
19 de Julio, 2008
Conor Orbest llegó para presentarse en el Nuevos Aires Folk III y La Trastienda se llenó de muchachos sedientos de este sonido que en los últimos años despertó sensaciones que el rock supo dejar morir.
Hay un mundo aparte cuando se habla del folk: muchos se imaginarán a Mercedes Sosa con León Gieco gritándole a todo un público tucumano, quizás a Bob Dylan, que, está bien, es el señor folk, pero hay más amiguitos, y por suerte en Buenos Aires nos podemos dar el lujo de disfrutar cada tanto a estos personajes que con una guitarra nos alegran el día.
Y como chicos folkies hay en todos lados, las visitas fueron llegando para fomentar todavía más esta nueva corriente: desde Devendra Banhart y Joanna Newson en Niceto, Calexico y José González en La Trastienda, hasta CocoRosie en el Personal Fest. Uno mejor que el otro, y gustos son gustos y allá ustedes, porque en la bandeja hay de todo para picar tranquilo.
Unos meses atrás dijeron que venía Conor Oberst y todos, a los pedos, buscaron en el google de quién corno se hablaba. Ahí apareció el nombre: Bright Eyes, la banda más indie, pop, folk y caramelosa de todo el circuito. Oberst tiene una voz mágica y rasposa que llama la atención hasta a los fanáticos del Pity. Las letras dicen que el amor es hermoso, que la vida es puta, que el destino andá a saber qué dice y a quién le importa, que no todo está perdido, que si haces los deberes, las cosas vuelven y que no hay tristeza eterna: “La tuya es la primera cara que vi, creo que estaba ciego antes de conocerte”, canta Conor en The First Day of My Life con una guitarra acústica mientras todos la siguen con los labios sin necesidad de cantar.
Mucho mp3, muchísimo colectivo, lluvia, sexo, besos, días de mierda y sol insoportable. Todo con Bright Eyes en los oídos: las letras se aprenden rápido y se repiten todo el día, frases quizás, simples oraciones llenas de fuerza.
Pero claro, no vino como Bright Eyes, Oberst decidió venir con The Mystic Valley Band, banda alternativa para cuando le pintan este tipo de cosas: temas de cualquiera de sus ocho discos de estudio y otros de su cosecha personal, que según dicen, tiene tantos temas dando vueltas por toda Internet que no le dan los tiempos para hacerlos en sus veintiocho años de edad.
Era él, un órgano (que por momentos hacía de trompeta) y batería: todo para quince temas en casi hora y media de show. Predominó el disco “I’m Wide Awake, It’s Morning”, quizás el mejor de los ocho que tiene con Bright Eyes, pero quién sabe, hay quienes dicen que Help! es lo mejor de los Beatles, y andá a decirles algo. Porque todos los discos de Oberst tienen pequeñas joyas ocultas, buenas melodías que nunca faltan, esa voz y las letras que dan ganas de leerlas en los libritos que vienen en los discos, cuando nos quemábamos la cabeza tratando de abrir esa puta bolsita que los envolvía y nos desesperaba la emoción.
Un par de horas atrás, tocaron Nacho y los Caracoles y Valle de Muñecas: una bien, otra mal; una divertida, la otra Estelares; alguien bostezó y el resto lo siguió, señal fuerte de que al folk-indie de Buenos Aires le falta muchísimo, pero que “¡recien empieza che!” y que si tenemos suerte, en poco tiempo podemos sentarnos y disfrutar de un tipo con una guitarra sin necesidad de irnos antes de que venga el próximo.
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