Te pican los sesos

Pasadas las diez de la noche salió a escenario La Triple Nelson, banda uruguaya, que cuenta con la clásica formación de un power trío, liderada por Christian Cary en guitarra y voz, acompañado por Fernando "Paco" Pintos en bajo y Marcelo "Mape" Bossio en batería. A lo largo del set, la banda mezcló con eficacia blues y rock, y no faltaron solos de guitarra ni riffs potentes. Cuentan con tres discos y se tomaron su tiempo para recorrer un poco de cada uno de ellos con canciones como “Noche de boliche”, “Seguir Mejor” y también hubo espacio para “Purple Haze”, el clásico de Hendrix. La Triple Nelson interactúa con el público y los mantiene enganchados con una interesante propuesta.

Luego llegó el turno de Mao, banda santafesina que se presentaba por primera vez en la capital de nuestro país. La voz de Dante Bar (con un estilo similar a Bunbury), las guitarras de Joaquín López y Alberto Alisio, el bajo de Amilcar Serra, los teclados de Lucas Olivares y Diego Gauna en batería, conforman a un grupo que suena fuerte, aunque por momentos parecen demasiados en el escenario. Mao aprovechó la fecha para repasar su única placa de estudio “A merced de las sombras”, de donde se desprenden temas como “Almas perdidas” y “Hechicera”, también tocaron un poderoso potpurrí de Deep Purple que contó con “Highway Star”, “Burn” y “Stormbringer”. Actualmente la banda está preparando su próximo disco.

Alrededor de la medianoche salió al escenario Vudú, el plato fuerte de la jornada, con toda la energía que los caracteriza. A pesar de no contar con el tamaño de audiencia al que están acostumbrados, ya que en Rosario suelen llenar el mítico Wllie Dixon, el grupo despliega todo su virtuosismo y profesionalismo y mantiene al público vibrando con su rock clásico.

El show comenzó con “Vino Blanco”, luego vino “Supernova” ambas canciones que se desprenden del último disco de la banda. Para estos momentos ya se podía apreciar la potente voz de Ike Parodi, que además de cumplir con el difícil trabajo de cantar, también cumple eficazmente con la tarea de entretener al público y mantenerlo siempre enganchado.

En “Nada se mueve” se vieron los diferentes estilos que la banda puede manejar, además de un excelente solo de bajo en manos de Nahuel Antuña. El primer invitado de la noche fue Franco Capriati que aportó su armónica en “Negasegro”, homenaje para Alberto Olmedo, también pasó “Vivir en la montaña”.

En la fría noche porteña Ike le pedía más calor al público y en “Picaseso”, la canción que le da nombre al último disco de la banda, se animó a saltar con la gente que se empezaba a prender con la onda del grupo.

Pasaban las canciones y más invitados subían para compartir el escenario con la banda y deleitar al público. Llegó el turno de “Kiosco y porrón” donde la banda invitó a Claudia Puyó, quién aportó su voz al igual que en el segundo disco, “Sueños Eléctricos”, y también se quedó para cantar el clásico de Pappo “A donde está la libertad”. Luego invitaron a Julián “Ninja” Miretto, de El Vagón, quien colaboró con su guitarra con slide en “Madame safo”.

En “Va a llegar” se pudo apreciar a cada integrante por separado ya que cada uno tuvo su momento para hacer un solo. Al ya nombrado Nahuel Antuña, se sumó Mario Laurino en la batería y Willy Echarte que nos entretuvo toda la noche con sus solos de guitarra. Para continuar con el homenaje a Pappo subieron Hector “Clavo” Actis en bajo y “El Vasco”, cantante de los Chevy Rockers, para “Ruta 66” y “El Viejo”.

Ya hacia el final sonó “El viaje” corte de difusión de su último disco y tras una pequeña introducción con “Lazy” de Deep Purple, que junto a Led Zeppelin y los Beatles, son las más claras influencias de la banda, llegó el final con “Que sea Rock”, otro clásico del Carpo.

Está claro que Vudú es una banda influenciada por los grupos más emblemáticos del rock de los años setenta, toman de ellos la energía y el sonido y así logran traer un aire fresco a lo que las radios nos tienen acostumbrados a escuchar. Desafortunadamente no cuentan con la suficiente difusión como para tocar en un lugar con más público, pero igualmente les sobra espíritu.