Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
Seguinos en

Catupecu Machu

El héroe de las mil caras

Cronista: Gentileza: Emiliano Bezus Espinosa | Fotos: Beto Landoni

09 de Diciembre, 2007

El héroe de las mil caras

Una vez más Catupecu Machu experimentó en el escenario antiguas canciones en inéditas versiones.

En un recital conformado por cuatro actos, el grupo interpretó oficialmente en el Gran Rex su nueva obra conceptual titulada “Laberintos entre aristas y dialectos”. Luego de las presentaciones del 7 y 8, el  domingo 9 (aún resta la última fecha del sábado 15) fue un collage de luces y efectos sonoros. Cabe recordar que este último disco es el primer trabajo de los de Villa Luro luego del accidente del bajista Gabriel Ruiz Diaz, quien aún continúa recuperándose.

El primer acto, “Los Cuadros”, arrancó y los clásicos como “El número imperfecto”, “Entero o a pedazos” y la bellísima versión de “Seguir viviendo sin tu amor”, de Luis Alberto Spinetta, ganaron lugar y brillaron en un escenario armado en base a luces rojas, azules, naranjas y púrpuras. La tapa del nuevo disco fue el fondo elegido, conformando una estética futurista donde el guerrero yace en el centro del laberinto. Para este segmento y como en el disco, las nuevas versiones de los viejos temas contaron con el acompañamiento de un violín, una flauta traversa, una viola y un cello. Cuando “El Refugio” sonó el público, fervientemente y a los gritos, brindó su muestra de cariño a Gaby.        

Como en una velada teatral, al entrar a la sala cada espectador recibió del acomodador el programa con los contenidos del espectáculo. Luego de tres minutos en que el telón permaneció cerrado (así fue siempre entre cada uno de los actos) comenzó el acto II: “El Viaje”. Con el video del nuevo tema, “Viaje del miedo”, proyectado en la pared del fondo del escenario con la banda tocando en paralelo. Los otros dos nuevos temas, “Dialecto” y “Foto en blanco y negro”, también sonaron con sendas proyecciones. La sección de cuerdas dejó el piso y el clima intimista ganó terreno. Poco más de media hora de haber recorrido el sendero musical, el telón nuevamente se llevó a los músicos.

El sonido del agua acarició los oídos de los presentes precediendo al tercer acto: “La Batalla”. En soledad, Fernado Ruiz Diaz continuó navegando y cantó “Hay casi un metro al agua”.

Con un pequeño órgano y un cajón peruano acompañando, hubo unos pocos minutos para recuerdos de giras e historias con sus respectivos familiares: “El abuelo de Herrlein le hizo tomar su primer fernet a los ocho años”, relató Fernando y todos rieron. “Batalla” fue dedicada a los abuelos de todos para cerrar así la tercera parte. Unas pocas luces blancas acompañaron el combate melódico dejando casi desnudo el escenario.

Ultimo acto, redención y vuelta del héroe, “El Lugar”. Fue el momento más celebrado de toda la noche. Primero subió para tocar a dúo con Herrlein, el baterista de Ataque 77, Leonardo De Cecco, “Preludio al final del umbral”, acompañados por el Zorrito Fabián Von Quintiero. Luego de los saludos y agradecimientos pertinentes, “Plan B” hizo saltar al público con Pablo M de Massacre, en guitarra, por supuesto que no lo hizo solo; “¿cómo andan, mi amor?”, bramó su compañero de banda, el gordo Walas (atención al look: calza roja y negra). El violín, la viola, el cello y la flauta nuevamente aparecieron para finalizar la obra con “Muestrame los dientes” y “Opus”.

Con una mezcla de eléctrico acústico e intimista, Catupecu Machu presentó su trabajo conceptual de forma impecable. Dedicado al guerrero que emprendió su viaje el 31 de marzo de 2006, la puesta en escena de “Laberintos entre aristas y dialectos” fue la de una obra meticulosamente trabajada y con potente energía bien distribuida.

TODAS LAS FOTOS

LEER MÁS

NOTICIAS BREVES


No hay resultados para esta sección.

Intagram @revistaelbondi