Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Personal Fest

Run like hell

Cronista: Gentileza: Sebastián Barrera | Fotos: Gentileza: Prensa

07 de Diciembre, 2007

Run like hell

A pesar del susto, el primer día del Personal Fest fue pura fiesta en medio de rap, tango, buen rock y algunas pelucas de colores.

Una marea de gente salió espantada sin saber por qué. Corrieron hacia ningún lugar buscando la salida más cercana alejándose de la multitud ansiosa por uno que no llegó a tiempo. “¡Empezaron a los tiros!”, gritó una mientras agarraba a su amiga y llamaba al novio que se moría de la intriga.

Snoop Dogg se hizo esperar y en el intervalo hubo tiempo para todo. Mientras el rapero se preparaba para salir, afuera se desesperaban después de tantos minutos de espera. No fueron a los tiros, aunque todos creyeron estar en el Bronx.

No es pecado relacionar al rap con las armas, dado el grado de culto que le ofrecen a su trofeo más preciado. Pero no había pistolas, ni uzis, ni granadas, sino un boludo con un cuchillo en la mano enojado con otro por un simple empujón.

Las corridas se contagiaron y las caras de pánico estaban en todos lados. El peor miedo era el no saber qué pasaba, y en el Personal Fest, nadie sabía por qué corría. Varios huyeron despavoridos hasta llegar a Libertador, otros escucharon al rapero salir justo a tiempo, antes que las cosas se pongan un poco más pesadas.

Snoop Dogg repasó sus clásicos para dejar contentos a los que esperaron tanto como “Who Am I? (What‘s My Name)” y “Murder Was the Case” y hasta se dio el gusto de versionar “Gasolina”, de Daddy Yankie; y PIMP, de 50 Cents. La cosa parecía tranquila, las manos arriba marcaban el tempo de un rapero entusiasta que dio un show corto pero efectivo.

Mucho antes de que llegue la noche, se vivió un clima de festival como en todos los que se organizan en el Club Ciudad de Buenos Aires. Muchos se alejaban de sonidos ajenos buscando algo que guste. Vicentico alternaba viejos clásicos de los cadillacs con temas nuevos poco aceptados por los primeros que llegaron al escenario principal. “¿Qué pasa, no hay onda conmigo?”, dijo después de esquivar un papelito. “Yo se que estoy medio colgado entre tanto artista internacional”, tiró, algo enojado, algo irónico, a punto de cantar “Siguiendo la luna”. La gente lo aplaudió y coreó un poquito, para contrarrestar el contraste que produjo “Los caminos de la vida” algunos minutos antes.

En el escenario Arnet, en la isla, los de la Orquesta Típica Fernández Fierro se quejaban del sonido del escenario principal. Vicentico gritaba casi ladrando en medio de cumbias y murgas, mientras los tres violines, la viola, el piano y los cuatro acordeones de la Fernández Fierro intentaban hacerse escuchar. “Un saludo al sonidista del amigo de enfrente”, decían casi en coro mientras pedían que se acerquen lo más posible al escenario.

Los brasileros de O Rappa dieron la bienvenida a todos los que ingresaron al club casi llegando el anochecer. Esquivando muchachos con pelucas de colores, el escenario Personal Stage Manía se llenó de rock extranjero, empezando por los cariocas que fusionaron el ska, sonidos brasileros y muchísimo rock. Más tarde sería el turno de The Dandy Warhols, con su “neo-rock” (sí, basta de títulos nuevos, pero a ellos le gusta que los llamen así) dieron buenas guitarras con ese rock alternativo con pequeñas dosis de psicodelia.

El dilema de la noche era ver a las hermanas de CocoRosie o a los franceses de Phoenix, que tocaron a la misma hora. Las dos niñas adultas, que repasaron sus tres discos, con muchísimo dream pop encima, ofrecieron hermosas canciones creadas por dos voces únicas, un piano, beat box y alguna que otra guitarra que se alternaba con un arpa. El público escuchó y disfrutó. Un poco más adelante estaban aquellos fanáticos que siguieron todo el año las visitas de sus pares como Joanna Newsom, Devendra Banhart, José González y Vetiver. Una nueva gran familia folk que recorre el mundo.

La otra gran propuesta, quizás la más interesante de la noche, fue la de Phoenix, unos franceses, que con su electro-pop (y ya que estamos…) dejaron entusiasmados a todos los que iban a ver qué onda. Muchísimo pop lleno de colores, momentos de rock y excelentes voces. La gente aplaudió tímida hasta que entró en confianza y los felicitó con alaridos.

De fondo se escuchaba a B-Real, el líder de aquella banda de hip hop que tuvo mucho éxito en los noventas y que hoy es una banda nostálgica. Antes había pasado, también en el mismo escenario, Tego Calderon, el puertorriqueño que supo combinar reggaeton, hip hop y merengue. Muchos de los que esperaban a Cypress Hill y a Snoop Dog se guardaron el orgullo del género y disfrutaron de un artista divertido que presentó su último trabajo “El abayarde contra-ataca”.

Meses antes de que empiece el festival, los carteles prometían a Cypress Hill, pero más adelante, los que no leen bien, se enteraron que en las letras chiquitas decía B-Real, una de las voces de la banda de California. Mucho no importó y el género tuvo su buen momento lleno de buen hip hop.

Ya listos para el gran final, la espera inquietó y el resto ya es historia de TN. Dicen que canal trece tiene imágenes “importantísimas” del momento en que el boludo que ya habíamos citado comenzó a atacar por un simple empujón. Esperemos que no lo muestren para no crear esa paranoia innecesaria que puede llegar a nublar buenos festivales por culpa de uno que llevó el cuchillo de paseo.

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