Pepsi Music
En busca de las raices
28 de Septiembre, 2007
Siendo una de las fechas más concurridas, el día reggae voló a base del ritmo y la danza tricolor.
Con buen torrente de público y el sol amansando el fin de la semana, la jornada más elevada y bailable del Pepsi Music 2007 comenzaba. El Club Ciudad de Buenos Aires se poblaba de colores veraniegos y lentamente se perfilaban dulces horas.
Anunciado a las 15:40 en el escenario Cti-Samsung como el primer número, The Flavio Mandinga Project arrancó las primeras danzas y despegues del piso bajo un ardiente Febo. Alternó temas de su conjunto actual y de los Fabulosos Cadillacs, acompañado de Sergio Rotman. Treinta y cinco minutos después en el escenario principal subía a puro grito Fidel Nadal.
Los Intocables, una banda que nació el 1987 tuvo su lugar para tocar algunos temas nuevos (como La verdad) y otros como Gángsters modernos de la placa Babilonia (2004), en el que resaltó el bajo de Román Krouk. Finalmente cerraron su set con Necesito ska, un power ska que incitó a la gente a bailar y saltar.
Faltando quince minutos para las seis de la tarde, la tarde encontraba su ocaso y Dread Mar I armaba una fiesta. Con mucho humo en el Cti-Samsung el movido Fuerte amor, iniciaba la lista de trece canciones. Con un campo llenó en un cincuenta por ciento, el magnetismo de Mariano Castro con su gente vibró cuando todos cantaban al ritmo de Hablan. Casi todo el repertorio se compuso de las canciones pertenecientes a Hermanos, la última placa de Dread Mar I, salvo Guide Light, Como el sol y el himno Inspiración.
Una banda que sorprendió realmente al público fue Aztecas Tupro. Nacida hace 8 años tiene 2 discos propios en la calle (Retumba de 2001, y Tallo, de 2004) y uno titulado Sin Fronteras que comparten con Gadfly y Golem System (de California y Barcelona respectivamente). Los Azteca tocaron el clásico mejicano La Llorona en una versión reggae que hizo bailar con ganas al público y dieron fin a su show con Boomerang, un rock-ska que tuvo un alegre agite.
Big Youth salió a las 18.30 y convocó a una multitud que se acercaba lentamente al escenario principal. Los mejores temas que se escucharon fueron I pray thee (primer corte del disco Jamming in the house of dreads), y una buena versión de Jamming, del venerado Dios del reggae.
A pesar de la parsimonia de los presentes, la adrenalina apuraba para ir de un sector a otro y poder presenciar la mayor cantidad de bandas posibles. Así fue como a las 18:35 en el techado de Pop Art hubo uno de los más energizantes show. Con todo el público parado, poco más de cien personas, Chala Rasta ofreció 35 minutos de puro reggae argento. “Chala Rasta es lo más grande del reggae nacional” cantaban los fans y Christian Gordillo respondía “Somos varios hoy acá che…”. Mucho movimiento y mucho salto para uno de los más prendidos números de la fecha verde, amarilla y roja.
Nuevamente en campo abierto quienes desembolsaron 90$ para disfrutar una rítmica velada, fueron testigos de otro buen recital. Puntuales tal cual estaban anunciados, los Karamelo Santo cerraron la última serie del escenario Cti. Con un saco blanco y sombrero de ala corta al tono, Goy Ogalde saludó a todos espectadores, quienes con saltos y gritos recibieron Aguita del Challao. Con los primeros acordes de Soy cuyano, el cantante recitaba “Esta es una noche de roots que buscan la raíz” y todos se unían en un considerable aplauso. Bajó la energía para Nunca, y el carismático vocalista nuevamente hacía delirar a todos gritando que Bob Marley bajaba por el altiplano. Las canciones más coreadas fueron Tomate un vino, Fruta amarga, y el rockero cover de The Clash Should I stay or should I go. También sonó una buena versión de No tan distintos de Sumo, y cerca del final del show, Goy y Piro Rosafa colgaron una bandera whipala e hicieron sentar a las miles de personas para hacer un homenaje a la Pachamama.
A las ocho de la noche los Mensajeros saltaron a escena con mucha fuerza y ruido al ritmo del cover Here i am de los británicos UB40. Enfundado en un chaleco verde Alejandro Ponce gritó por el mensaje de unidad. De a poco se llenaba el sector techado del Pop Art, hasta terminar todos bien apretados frente al escenario. Suave regazo dio un poco de cuelgue y baile pacífico para quienes desde temprano daban vueltas por el festival. Quinto tema con otro cover, I shot the sheriff trituró la somnolencia y el piso nuevamente fue golpeado por cientos de pies. Resplandor azul en el escenario para que las estrofas de Luz y Estrella firmaran el punto final del mensaje.
Con un cambio de último momento, los españoles de Canteca de macao, tocaron en la carpa del Roxy y no en el escenario Pop Art tal cual lo establecido. Con un retraso de veinte minutos la poblada banda (9 músicos en escena), estrenó su participación con una rumba instrumental. A medida que la música aumentaba, más oyentes se acercaban a la blanca carpa. “Nosotros somos Canteca de Macao” anunció la joven cantante Ana, vestida con musculosa roja y pollera de volados negros. No solo música hubo, también una luminosa y animada puesta en escena a cargo del malabarista Zulo, quién con fuego y bolas de colores atrapó la vista del público. Mejor se escuchaba pegado al escenario, ya que el fuerte sonido de Los Cafres tapaba la música de los madridistas. “La cultura es para compartirla” gritó chillonamente la vocalista para anunciar que Camino de la vida entera, su último trabajo discográfico puede descargarse gratuitamente desde www.cantecademacao.org. No llores, El Gacho con las pintas más cantosas de mi barrio y Are you reggae fueron algunas de las catorce canciones que tocaron, antes de que a las 22:05 le cortaran el sonido. Ellos querían seguir tocando, nosotros queríamos ver y oír más, pero la gaseosa decretó el final.
Como antelación a The Wailers, Los Cafres subieron al escenario principal con una lista de 23 temas interpretados en poco más de una hora. Con el estadio lleno, la banda que pisa más fuerte en la escena reggae local hizo bailar al público con conocidas canciones como Aire, Deja de señalar, Pelusa, Sueña por el hoy y A pesa. La buena recepción de los espectadores iba preparando el ambiente para lo que sería el show final.
A las 22 se presentó The Wailers con algunos problemas en el sonido y en las luces que fueron rápidamente solucionados. El primer tema instrumental continuó con la famosa Natural Mystic. Para el asombro de varios el cantante de la legendaria banda, ya no era Gary Pine, sino un integrante nuevo: el estadounidense Elan Atias, que se mostró con una remera de Argentina. La gente tardó en responder, pero Crazy Baldheads encendió al público y Stir it up los hizo entrar en confianza ante la nueva cara del conjunto jamaiquino que tenía una voz casi idéntica a la de Marley. Trenchtown rock, I shot the sheriff, No woman, no cry, One love, Three little birds y Redemption Song integraron la lista de temas que fue coreada por más de 20.000 personas, con remeras, banderas y encendedores en mano para hacer una oda al reggae. Exodus cerró la noche, con algunas demostraciones de los músicos para el deleite del público, como las de Aston Barret en el bajo (el único de la formación original), Earl Lindo en el órgano, Glen da Costa en el saxo y Vincent Gordon en el trombón. La noche de reggae iba llegando al final y los aires dulzones se fueron disipando.
TXT: Maria Sol Romero Laguna y Emiliano Bezus Espinosa
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