Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Paul Gilbert

Animal humano

Cronista: Gentileza: Christian Alliana | Fotos: Beto Landoni

07 de Julio, 2007

Animal humano

El guitarrista Paul Gilbert se presentó en La Trastienda y dio cátedra ante un público que no paró de asombrarse durante toda la noche.

El sábado 7de julio de 2007 (07-07-07) no fue una fecha más. Si bien no hubo ninguna catástrofe como algunos presagiaban, sobre el escenario de La Trastienda se presentó un verdadero monstruo, un ser de otro planeta. Y aquí no hablamos de ningún bicho con alas o súper poderes sino de un verdadero rey de las seis cuerdas llamado Paul Gilbert.

El estadounidense vino esta vez con la excusa de presentar su último disco denominado Get out of my yard (2006). Pero antes de que se subiera a escena, Diego Mizrahi y su banda intentaron calmar la ansiedad de la gente aunque tuvieron una mediana aceptación y se escucharon algunos gritos de reprobación (El “Andate tránsfuga”, ¿no habrá sido demasiado duro para el muchacho?). Lo cierto es que esa cierta hostilidad no le importó demasiado al hombre de la tele y a través de algunos temas como “Bésame mucho” pudo mostrar parte de su capacidad.

Pero la enorme cantidad de público que fue a ver a Gilbert no paró de clamar por el guitar heroe. Así fue que una hora más tarde de lo que decía la entrada, el ex Mr. Big apareció en el escenario con una guitarra de doble mango y gritó: “Buenos Aires let´s rock and roll”. Y así arrancó el show con “Get out of my yard” y “Hurry up”. Hay una frase que dice: “La mano es más rápida que la vista”, y Paul le hizo honor deslizando los dedos a una velocidad imposible por todo el mango de su viola.

En la semi funk “Rusty old boat” el teclado de la oriental Emi Gilbert (esposa del guitarrista) tuvo un gran aporte disparando los sonidos justos seguida de “My teeth are a drumset”, un hard rock muy bien elaborado. “Spaceship one”, fue el primer tema en el que el ex Racer X, aportó su voz y le dio más vida a ese rock demoníaco que sería ideal para cualquier motoquero desenfrenado. Así, el estadounidense salió con todo, decidido a arrasar sonoramente a los presentes

El heavy metal “Scarified” desató un gran pogo y los equipos Marshall del violero parecían constantemente al borde del colapso. Por suerte, nada pasó y el riff poderoso de “Down to Mexico” se escuchó a la perfección al igual que “Technical dificulties”. La gente no paró un segundo de gritar y cantar y en numerosas ocasiones, el frontman se sacó los auriculares para escuchar mejor a su público.

Promediando el show llegó una parte muy esperada cuando sonaron dos clásicos de Mr. Big: “Green tinted sixties mind” y “Nothing but love”. Dos baladas power muy ochentonas, pero hermosas que fueron realmente muy festejadas por todos los presentes en el reducto de San Telmo. Cantadas e interpretadas de la mejor manera, fueron de lo mejor de la noche.

Más tarde llegó el turno de “Addicted to that rush” con una intro tremenda de bata a cargo de Jeff Bowders y un impresionante duelo entre el bajista Mike Szuter y Gilbert. La banda que acompañó al estadounidense estuvo a la altura de las circunstancias y cada uno mostró también su virtuosismo.

Antes del descanso, fueron pasando una a una, “Mount Fuji Christmas”, “Interaction” (con el wha wha a full), el ritmo al palo de “I love rock” y “My religion”. De tan buen humor estuvo el violero durante toda la noche que hasta se animó a acompañar, junto a su banda, a la gente en el cantito: “Olé, olé, olé, Gilbert, Gilbert”.

Luego del intervalo, el ex Mr. Big volvió a escena sólo y de nuevo con su guitarra de doble mango para interpretar “Three e´s for Edward” y, ya con el resto de los músicos,  el bonito “I´m not afraid of the police”. El público enloquecido pidió más y así fue que al final sonaron “Foxy lady”, del gran Jimi Hendrix, y “You kids” con la cual el maestro dio por terminado el concierto.

El paso de Paul Gilbert por La Trastienda dejó a los asistentes con la boca abierta y llenos de música. El estadounidense se las ingenió para no aburrir al público gracias a su carisma y a los diferentes estilos que albergó. De esta manera logró que cualquiera disfrutara su virtuosismo y evitó que el show sólo pudiera ser apreciado por expertos de la guitarra como ocurre en muchos casos con artistas así.

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