Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Arch Enemy

Santos Archi-Enemigos Batman!

Cronista: Gentileza: Pablo Gabriel Krause | Fotos: Beto Landoni

29 de Enero, 2007

Santos Archi-Enemigos Batman!

Con un Teatro de Flores colmado, a pesar de ser lunes a la noche, Arch Enemy pisó Argentina por primera vez y demostró que el metal extremo está pegando en nuestro país. Y fuerte.

Enero nunca es una buena época para los recitales. El verano en sí no lo es, al menos en Buenos Aires. Ni bien amanece un nuevo año, las bandas encaran para la costa y, los que no pueden irse hasta la playa, quedan condenados a un mes en donde los recitales y el rock escasean.

Por lo general, a menos que se trate de alguna banda GRANDE (ej: Iron Maiden, quienes suelen bajar por estas latitudes en el primer mes del año), la convocatoria durante esta época del año no suele ser demasiada, incluso para los grupos internacionales. El show de Sepultura en Argentinos Junrios, hace quince días, fue evidencia de ello: apenas dos mil personas en un lugar con capacidad cuatro veces mayor.

Con todas las características en contra entonces (enero, fin de mes, lunes a la noche, entrada a 75 pesos), Arch Enemy pisaba por primera vez suelo argentino, más precisamente, Avenida Rivadavia al 7800: El Teatro de Flores. Sin embargo, y contra todos los pronósticos, los suecos habían vendido 1400 entradas para el mediodía del lunes, y en cuanto cayó la noche, la sucursal oeste de El Teatro estaba colmada  a la espera de Arch Enemy.

Como antesala, uno de los mejores exponentes del metal extremo a nivel nacional: Mastifal, quienes venían de grabar un DVD en vivo en ese mismo lugar. Y como era de esperarse, las guitarras de Diego Conte y Matias Munighini desplegaron la precisión y técnica que las caracteriza y redondearon un show brillante, tal como nos tiene acostumbrados Mastifal. Probablemente, la mayor promesa de la escena local por estos tiempos.

La ventaja de contar con una banda de tamaña calidad como soporte, hizo que el público aguarde encendidísimo la salida de la banda sueca. En caso de que no hayas escuchado metal en los últimos tres o cuatro años, Arch Enemy es la banda de Mike Amott, quien grabara el sobresaliente “Heartwork” (1993) con Carcass, y liderada por Angela Gossow: una rubia que, a pesar de los ojos claros y su cuerpo de modelo, pudre la voz como el más temible de los demonios.

Unos 25 minutos después de las nueve de la noche, y con la remera de los locales Cruzdiablo, Daniel Erlandsson apareció sobre los parches de la batería y, junto a la guitarra de Fredrik Akesson, comenzó a sonar “Nemesis”, de su último disco (“Doomsday Machine”, 2006) cuya portada aparecía en un enorme telón sobre el fondo del escenario.

Por más extraña que parezca la postal, 1800 personas coreaban enardecidas los gritos gruturales de una rubia de ojos claros. Fue evidente que la convocatoria y la energía del público sorprendió incluso a los integrantes de la banda, algo que era visible sobre todo en las caras de los guitarristas, y en las palabras (en un ingles casi incompresible, debido al fuerte acento europeo) de Angela para con la gente.

La hora y media de concierto contó también con tiempo para que cada uno de los guitarristas realice su correspondiente solo, como es costumbre, además del de batería, con el revoleo de palillos incluido. Musicalmente, la banda logró desplegar sobre el escenario un fiel reflejo de la potencia de sus discos: una fina combinación de los estilos más extremos y técnicos como son el thrash y el death metal, además de reservar siempre algunos compases para incursiones melódicas típicas del power metal.

Históricamente, el heavy metal siempre ha atravesado diferentes tendencias. Así como el metal “más clásico” de principios de los ochenta dio paso al thrash hacia mediados de la década, y el nü-metal invadió MTV en el principio del nuevo milenio, la tendencia por estos días se vuelva cada vez más hacia una vertiente más técnica y a la vez extrema del heavy metal. La convocatoria de Arch Enemy en Flores el último lunes es prueba de ello, y marca también un quiebre en la cultura del público argentino, históricamente ligado al metal más tradicional. Además, nuestro país cuenta con buenos exponentes del género que, si el público apoya sus propuestas, pueden lograr grandes cosas.

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